En Estados Unidos, la mala reputación del gobierno del presidente Nicolás Maduro es abrumadora. De hecho, esta percepción negativa no solo se limita a la actual administración chavista sino también salpica a la revolución bolivariana, como modelo de progreso en Venezuela y la región.
Tras dieciocho años sin dar pie con bola, el chavismo hoy en día está rayado internacionalmente en el área financiera, económica, política, judicial y en materia de seguridad nacional. Su dificultad para amortizar las deudas en bonos soberanos y de PDVSA, la actual crisis humanitaria, la flagrante violación de la Constitución nacional (v.g. suspensión de facto de elecciones), las investigaciones en materia de corrupción y lavado de dinero, así como el llamado caso de los narcosobrinos, son ejemplos que explican por qué esta mala fama no es gratuita.
¿Qué piensan los formadores de opinión estadounidenses, el círculo de influencia de Trump y el propio Trump sobre Venezuela?
Existen cuatro temas principales en torno a Venezuela. Algunos analistas consideran que no hay salida electoral porque el país está gobernado por delincuentes aliados al poder militar y concluyen que la solución involucra una intervención.
Otros intelectuales argumentan que el diálogo es un error, pues no conducirá al cambió político, mientras el gobierno no se sienta realmente presionado a realizar concesiones.
Luego, encontramos posiciones como la del próximo Secretario de Comercio, Wilbur Ross, quien ha dicho que Venezuela tiene grandes oportunidades de convertirse en una nación económicamente desarrollada, pero esto no será posible con el chavismo en el poder. Según Ross, el cambio requiere de una rebelión popular que instale un nuevo gobierno, e insinúa que la intervención de las Fuerzas Armadas venezolanas se justifica ante el caos administrativo creado por el chavismo.
Por su parte, Trump afirmó lo siguiente en un discurso preelectoral: “Venezuela es un país rico en recursos, vibrante y bello, lleno de gente trabajadora e increíble. Pero Venezuela ha sido llevada a la ruina por los socialistas…El próximo presidente de Estados Unidos debe solidarizarse con toda la gente oprimida en nuestro hemisferio y yo defenderé a los venezolanos oprimidos que desean ser libres”.
¿Cómo y cuándo?
La administración Trump tendrá un abanico de cartas para armar su juego. Desde el caso extremo de intervenir militarmente, pasando por el apoyo de la insurrección comentada por Ross, hasta la salida de Estados Unidos de su facilitación en el diálogo entre el gobierno y la MUD.
Trump también podría mantener total o parcialmente la estrategia del presidente Obama. Es decir, presionar al Chavismo para que permita elecciones en el 2017 y 2018, al tiempo que, desde los cuerpos de cumplimiento de la ley (law enforcement) y el poder judicial estadounidense, se negocian opciones hacia la transición del régimen con altos funcionarios venezolanos, involucrados en ilícitos transnacionales.
Tarde o temprano, el presidente Trump deberá tomar decisiones sobre la situación de Venezuela. Para ello, tiene un margen de cuatro años. Su intención de aliarse con el presidente ruso Vladimir Putin –quien tiene intereses geopolíticos y económicos en Venezuela-, podría impactar el “timing” en la estrategia de Trump hacia nuestro país.
Sin embargo, el sentimiento público en la nación norteamericana en torno al presidente Maduro y el agotamiento irreversible de la alternativa chavista, hace pensar que Trump apoyaría un cambio de régimen en Venezuela. Amanecerá y veremos…
Claudio J. Sandoval (Twitter / Linkedin / Instagram: @Claudiopedia), es Venezolano, abogado e investigador del Departamento de Ciencias Políticas de Georgia State University, con sede en Atlanta.