La medida anunciada por el presidente Nicolás Maduro de vender la gasolina en la frontera en pesos, más allá mostrar improvisación, acentuará el contrabando. Ese es el criterio del economista Ronald Balza, quien cree que es una medida improvisada e irresponsable.
El experto explicó a Prensa Unidad Venezuela que la distorsión la generan los controles de cambio y de precios. Aseguró que esos factores son la causa del problema del contrabando, la existencia de un mercado paralelo y de mafias “que aprovechan esas oportunidades dentro y fuera de Venezuela”.
“El tema del precio de la gasolina y el tipo de cambio es un tema complejo que no se resuelve sino que se agrava con medidas como ésta, que trata de ubicar el problema solamente en unas casas de cambio o en unas bombas de gasolina en el estado Táchira. Plantear el problema de esa manera es no resolverlo sino empeorarlo, y ya estamos bastante mal para que el gobierno siga empeorando las cosas”, apuntó Balza.
Explicó que los precios del combustible no solo dependen de los costos de producción, sino de los impuestos que se cobren. “Si en Colombia se cobran impuestos que no se cobran en Venezuela, pues el precio en Venezuela será menor”.
Dijo que en un sentido estricto no hay precios internacionales. “Hay precios en cada ciudad. En Colombia, por ejemplo, el precio en Cúcuta es menor al precio de Bogotá. Uno no puede decir que en Venezuela si se vende a precio de Cúcuta, se vende a precios internacionales”, aclaró.
Indicó Balza que no tiene sentido abordar el tema solo en la frontera, pues de lo que se trata es que el precio de la gasolina está rezagado en Venezuela con respecto a los costos de producción de ese combustible.
“El problema fundamental relacionado con la gasolina no es tanto el contrabando, como la cantidad de recursos que se pierden por la vía de la producción e importación de componentes para la gasolina, que deben ser cobrados cuando se vende a los usuarios, fundamentalmente de vehículos privados”, apuntó.
Piensa que el rezago de los precios de la gasolina debe resolverse al mismo tiempo que los problemas cambiarios, porque “cada vez que haya una devaluación habría que subir el precio de la gasolina”.
Empeorándolo todo
Para Balza la medida luce improvisada, pues hay una cantidad de problemas a lo interno de Venezuela que no se están resolviendo.
“Tenemos muchos problemas que resolver adentro. No puede ser que el presidente de la República diga que va a resolver un problema en la frontera, vendiéndoles a los vecinos en su moneda. Eso no resuelve nada”.
Indicó que posiblemente al estar el combustible más barato que en Cúcuta va terminar generando más contrabando, ya que gran cantidad de colombianos legalmente “van a venir a comprar la gasolina más barata en Venezuela en pesos y llevársela a Colombia”.
“El gobierno no está resolviendo nada. Está empeorándolo todo”, dijo a Prensa Unidad Venezuela, al tiempo que señaló que no se trata de estigmatizar al colombiano como “malo”.
“Comprar barato y vender caro no es un asunto de buenos o malos y el que lo hace no necesariamente es colombiano. El problema es la distorsión de los precios y eso es algo que solamente puede corregir el gobierno”, explicó.
Subrayó, también, que la moneda venezolana tiene una “debilidad importante” que se pudiera acentuar con esta medida.
“Si el gobierno venezolano deja de vender la gasolina en bolívares y pasa a venderla en pesos, la demanda de bolívares podría reducirse y con eso el precio del bolívar en Cúcuta podría caer”, asegura Balza, para quien la medida va justo en sentido contrario a la estabilización del mercado paralelo.
Agregó que en Venezuela no se han adecuado las estaciones de servicio para el pago con tarjetas, pues Pdvsa, ni en los mejores momentos, tomó la previsión de modernizarlas. “No se puede hacer el anuncio de que vamos a cobrar en pesos, si no tenemos organizada la manera de hacer el cobro”, agregó.
Lo que hay que hacer
El economista señaló que para fijar precios como el de la gasolina “no hay que estar pendiente de lo que hace el vecino”.
Indicó que en principio se debe evaluar a la interno cuánto cuesta producir el combustible, cuál es el precio al que se debe colocar para evitar que haya pérdida y cuál es la justificación para colocar el impuesto al combustible, bien sea para la construcción de carreteras, mejorar el transporte público o reducir el consumo de gasolina por razones ambientales o de tráfico.
“A partir de allí es que se presenta el análisis de las consecuencias que tengo cuando mi precio es mayor o menor que el de mi vecino”, apuntó.
“En el caso de Colombia, por ejemplo, el precio de Cúcuta es mayor que en Venezuela y la consecuencia es el contrabando hacia Colombia”.