Barack Obama llegará este martes a Chicago para pronunciar el discurso final de su Presidencia a bordo del Air Force One, en el que será su último viaje como inquilino de la Casa Blanca en el avión presidencial, reseñó EFE.
Aunque a Obama todavía le quedan 10 días en el cargo, su viaje de hoy a Chicago será su último desplazamiento fuera de Washington hasta que entregue el bastón de mando al presidente electo, Donald Trump, el 20 de enero.
No obstante, los mandatarios salientes suelen hacer un último vuelo en el avión presidencial cuando ya han dejado formalmente el cargo y, en esos casos, aunque el aparato es el mismo, no se le llama Air Force One, ya que esa denominación se usa únicamente cuando a bordo va el presidente en ejercicio.
Obama piensa continuar con esa tradición y escaparse de Washington junto a su familia “poco después” de los actos de investidura presidencial de Trump, según el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, quien no dio detalles de cuál será su destino.
Mientras, a través de su cuenta de Twitter, el vicepresidente saliente, Joseph Biden, anticipó hoy que regresará con su esposa, Jill, a su casa de Delaware el 20 de enero “de la misma forma” que lo ha hecho “durante 44 años: en tren”.
En su discurso de despedida del cargo, que dará a partir de las 20.00 hora local (02.00 GMT del miércoles) en el centro de convenciones McCormick Place de Chicago, Obama prevé delinear los valores con los que cree que EE.UU. debe afrontar los desafíos futuros, de acuerdo con lo adelantado por la Casa Blanca.
En un vídeo divulgado por la residencia presidencial, Obama explica que ha querido desmarcarse de la tradición de dar este tipo de discursos desde el Despacho Oval y hacerlo, en su lugar, en Chicago, porque en esa ciudad es “donde todo empezó”.
Obama considera a Chicago su ciudad natal, ya que, pese a que vino al mundo en Hawai, aquí conoció a su mujer y formó su familia, trabajó como líder comunitario y dio el salto a la política.
En el vídeo, Obama también reflexiona sobre las lecciones que se lleva de sus ocho años en la Casa Blanca.
La primera es que “el cambio” del que él se convirtió en abanderado “puede ocurrir” y la otra es “la bondad esencial del pueblo estadounidense”, algo que, en sus palabras, le da “mucha confianza” en el futuro del país.