El exministro de Energía ruso Ígor Yusúfov aseguró hoy a Efe que hay circunstancias objetivas para pensar que el nuevo secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, con el que tuvo trato personal, podría impulsar el levantamiento de las sanciones económicas contra Moscú.
EFE
“Se puede hablar de circunstancias objetivas capaces de influir en una decisión así. En primer lugar, (levantar las sanciones) es una necesidad para las relaciones económicas, que los presidentes Vladímir Putin y Donald Trump señalaron como una prioridad durante su reciente conversación telefónica”, dijo Yusúfov.
En este sentido, agregó, “librarse de decisiones tomadas en el pasado por motivaciones políticas es un paso dictado por la necesidad económica que responde plenamente a los intereses tanto de Rusia como de Estados Unidos”.
Yusúfov, que estuvo al frente del Ministerio de Energía entre 2001 y 2004 -con Putin ya en el Kremlin- se reunió con Tillerson en 2002, cuando el nuevo jefe de la diplomacia estadounidense era vicepresidente primero de la petrolera ExxonMobil.
“Me causó una gran impresión. Es un gran experto en el ámbito de la energía y las relaciones internacionales, con mucha seguridad en sí mismo”, recordó el exministro.
Las sanciones a Rusia por la crisis ucraniana -que han privado a Moscú del acceso a tecnologías para la industria extractiva de hidrocarburos- afectaron directamente a ExxonMobil, que dirigida entonces por Tillerson tenía un acuerdo con la rusa Rosneft para extraer petróleo en el Ártico ruso.
“Sabemos que ExxonMobil gastó más de 500 millones de dólares en las prospecciones petrolíferas en el mar de Karsk. Y tanto Exxon como Rosneft tienen interés en que el acuerdo se cumpla gracias a las tecnologías y la dirección estadounidenses y al gran potencial de la principal petrolera rusa”, subrayó Yusúfov.
El convenio suscrito en 2012 entre Exxon y Rosneft establecía que la petrolera estadounidense debía cubrir la mayoría de los costes de explotación en la zona asignada en el mar de Karsk, calculados en más de 3.200 millones de dólares, a cambio de una participación del 33 por ciento en el proyecto.
“Estoy seguro de que el señor Tillerson restablecerá la cooperación entre Rusia y EEUU en el ámbito energético. Y es obvio que el levantamiento de las restricciones daría un nuevo impulso a muchos proyectos en Rusia (…) en los que podrían participar empresas estadounidenses”, apuntó el exministro de Energía.
Moscú, recalcó, “está dispuesta a ofrecer a Washington tomar parte en proyectos importantes y rentables, a los que las empresas estadounidenses podrían aportar su potencial inversor, tecnológico y de dirección”.
Yusúfov espera que con la llegada de Trump a la Casa Blanca, los dos países también cooperen en garantizar la estabilidad de los mercados de energía.
En este sentido, advirtió el exministro, Washington debe ser consciente de que el levantamiento de las restricciones para la extracción de hidrocarburos, adoptado por la nueva administración, puede desplomar los precios, “algo que en primer lugar no le interesa a los propios estadounidenses”.
“Estoy seguro de que los americanos saben contar el dinero. La salida al mercado global de ingentes cantidades de petróleo y gas puede desplomar los precios”, dijo Yusúfov.
Al mismo tiempo, admitió que “la transformación de EEUU de consumidor a suministrador de recursos energéticos será uno de los aspectos clave de la agenda energética de los próximos años o incluso décadas”.
Rex Tillerson, de 64 años, fue confirmado por el Senado estadounidense como próximo secretario de Estado en el Gobierno de Donald Trump hace tan sólo tres días, tras lograr sortear las suspicacias que había levantado por su supuesta amistad con Putin.
El senador Lindsay Graham calificó como “desconcertante” que Putin otorgase a Tillerson la Orden de la Amistad del Kremlin en 2013, mientras que el senador John McCain aseguró que no entendía “cómo alguien podría ser amigo de un antiguo agente del KGB”, refiriéndose al mandatario ruso,
El presidente ruso ha mantenido varias reuniones con el exdirector ejecutivo de la mayor petrolera del mundo, que en la década de 1990 estuvo al frente de las operaciones de la compañía en Rusia.