La insulina no es cosa de juego

La insulina no es cosa de juego

Insulina

 

El cambio de insulinas sin supervisión médica constituye un peligro para el diabético. Algunas reacciones adversas pueden ser agudas y violentas o lentas y solapadas. No se debe jugar con la insulina, hormona secretada por las células beta del páncreas, ya que cumple un papel importante en la regulación de los niveles de azúcar en la sangre, entre otras acciones.





Nota de prensa

Imperia Brajkovich, presidente de la Sociedad Venezolana de Endocrinología y Metabolismo, explicó que una de las consecuencias de la aplicación de la insulina sin control médico, es el cálculo improvisado de la dosis de la hormona. Subrayó que el paciente debe ser supervisado, especialmente al principio de sus aplicaciones, y debe entender la diferencia entre las insulinas, a fin de ajustarlas según su alimentación o plan de ejercicios, o cuando se le presente una situación particular, como una gripe fuerte, por ejemplo.

“Si se pone poca insulina y no se tiene un buen control, poco a poco esa hiperglicemia o exceso de azúcar daría paso a complicaciones crónicas, bien sea en los ojos, riñones, corazón, nervios, entre otros. Y si se pone mucha cantidad de insulina, se puede tener una hipoglicemia (azúcar muy bajo en la sangre), ocasionando mareos, sudoración, sed y hasta pérdida del conocimiento. Se podría incluso caer en coma, lo cual es muy peligroso porque el paciente puede morir”, comentó Brajkovich.

A fin de evitar los riesgos inherentes al cambio de insulinas sin supervisión médica, la persona debe conocer los tipos de la hormona y no confundirlas:

a) Acción rápida: sirven para controlar el azúcar o glicemia que se eleva con los alimentos, se inyecta antes de cada comida a dosis que el médico calcula según los hábitos alimenticios del diabético.
b) Acción lenta: es el suministro continuo de la insulina, algunas duran entre 12, 18 a 24 horas; se inyectan una o dos veces al día, sirven para tener el nivel de azúcar en la sangre normal antes de comer durante el día.
c) Mixtas: tiene una proporción de rápida más una dosis de lenta, es decir, están mezcladas, se emplean dos o tres veces al día.

“Lo más importante es no confundirlas. El problema es que muchos pacientes creen que todas son iguales, y al colocarse la que no necesita pueden surgir problemas, como las hipoglicemias”, recalcó la especialista.

Brajkovich pidió a los pacientes no suspender el uso de una insulina, a menos que un médico se lo indique. Hay que recordar que existen dos tipos de diabéticos: tipo 1 (niños y jóvenes delgados que no secretan insulina y por lo tanto tienen que inyectarse) y 2 (adolescentes, adultos con sobrepeso y personas con antecedentes de diabetes, que inicialmente tienen una deficiencia de insulina y arrancan con pastillas orales pero que con el tiempo 40% de ellos tendrán una deficiencia parcial y podrían necesitar mayores dosis por lo que usarán orales más insulina o solo insulina).

Las personas con esta condición deben ser disciplinadas y aprender en qué lugares inyectarse la hormona; monitorearse con la glicemia capilar; comprender las especificidades de las insulinas; cumplir con el horario de comida, vigilar el ejercicio, si tiene una gripe fuerte recalcular la inyección y si se le olvida la dosis debe controlar la comida, medirse el azúcar y e intentar ponerse una dosis.


Mitos y realidades sobre la insulina

Brajkovich responde algunos mitos y realidades sobre el uso de la insulina.
• ¿Provoca ceguera?: No. La ceguera sucede cuando hay años de mal control.
• ¿Si se empieza a utilizar la insulina es para toda la vida?: No, la insulina se puede dejar de usar en cualquier momento. Pero un diabético tipo 1 siempre la empleará; mientras que el diabético tipo 2 puede necesitar por un tiempo corto la insulina inyectada.
• ¿Riesgo de sufrir un shock por baja de azúcar?: Si, cuando se usa más cantidad de insulina de lo requerido por equivocación o por no comer adecuadamente.
• ¿Utilizar la insulina complica la vida del paciente?: No si el diabético tiene disciplina.