La muerte de Michell Longa González, de 18 años de edad, cursante de cuarto año de bachillerato, como consecuencia de una paliza propinada por tres de sus compañeras del liceo, el 14 de febrero, despertó de nuevo el llamado de atención a los padres, pero sobre todo a las autoridades educativas, publica 2001.com.ve.
Erick S. González Caldea
egonzalez@bloquedearmas.com
La joven tenía alrededor de cuatro meses de gestación y debido a la agresión recibida por sus compañeras, cayó en un coma y murió el lunes 20 de febrero.
La violencia entre estudiantes se ha elevado al punto donde los actos tienen consecuencias que llevan a la muerte de la víctima, debido a la descomposición social ya denunciada por sociólogos en los últimos años.
Sólo en 2015, según cifras recaudadas por el Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), en cuanto a la crueldad en los planteles escolares, señala que 1.671 actos delictivos fueron realizados.
“Casos como el de Michell, que falleció de una golpiza por sus compañeras debido a que las sacó de un trabajo, es primera vez que se escucha por el móvil”, señaló Óscar Misle, director de Cecodap, quien hizo hincapié en que las escuelas son cajas de resonancia de la sociedad actual.
Expresó que por parte de las autoridades oficiales no ha habido pronunciamiento en cuanto al caso de la joven, ni medidas para poder atacar el problema de la violencia escolar.
“Lo sucedido es una señal clara de hasta dónde puede llegar la violencia. Hay que investigar los detonantes”, añadió el docente, quien afirmó que existe una naturalización de la violencia en alguno liceos, lo cual debe ser alarmante para las autoridades.
Expertos aseguran que los factores sociales que giran en torno a Venezuela, sumados a la carencia de insumos académicos y falta de docentes en los establecimientos de estudios son un estímulo para el desastre, debido al ocio.
Un cáncer. “El liceo o el centro educativo se ha convertido en un lugar donde la agresión es normal, donde la esencia del lugar es perdida por la violencia en la calle que, de manera silenciosa, invade como una metástasis”, señaló Fernando Pereira, coordinador de Cacodap.
Pereira sostuvo que los jóvenes están más expuesto a las adicciones de estupefacientes y el alcohol, lo que genera un coctel para que la violencia en las aulas crezcan; sumado a la falta de docentes, o la preparación de los mismos, se llega a un punto donde la estructura se debilita.
En cuanto al caso particular de la joven Michell Longa, de Caricuao, Pereira señaló que llama la atención el nivel de violencia y sobre todo el hecho de que fue perpetrado por jovencitas, debido a que eran más comunes la riñas entre varones.
“Es común que las riñas fueran entre los varones, sobre todo debido a problemas interrelacionales. No se habían contabilizado casos donde los actos se llevaran a cabo como consecuencia de una nota o de una materia”, afirmó Pereira.