Han transcurrido dos meses exactos de 2017 y la crisis económica en Venezuela lejos de ser resuelta se ha profundizado. De nada han servido cinco decretos de emergencia aprobados por el Ejecutivo y avalados por el Tribunal Supremo de Justicia e igual número de declaratorias de estados de excepción en algunas entidades del país.
Braulio Merino, miembro de la dirección regional de Primero Justicia en el estado Bolívar, apela una vez más a los resultados de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), la Universidad Central de Venezuela (UCV) y la Universidad Simón Bolívar (USB).
Los números no engañan: 82% de los hogares venezolanos viven en pobreza; 52% de los hogares venezolanos viven en pobreza extrema; más de tres millones de venezolanos están comiendo de la basura; más de 9 millones y medio de venezolanos comen dos o menos veces al día; 3,9% de la población presenta desnutrición; 72,7% de la población perdió entre 8 y 9 kilos promedio de peso; 49% de los venezolanos confiesa tener mala calidad en la alimentación; 25% de la población califica deficiente su alimentación por ausencia de proteínas; 9 de cada 10 venezolanos confiesa que no le alcanza el dinero para comprar alimentos; 63% de los niños lactantes presentan anemia; la pobreza coyuntural pasó de 31% a 35%, es decir, que 350.000 venezolanos cayeron en pobreza en un solo año; la cobertura de la Misión Barrio Adentro descendió de 2,6 millones a 1,8 millones de venezolanos; 4,2 millones de hogares no pobres no son beneficiarias de las misiones sociales; Solo 20% de la población, que se traduce en casi 5 millones de personas, tiene una posición en el mercado laboral que les permite defender sus ingresos de la inflación; y sólo 18% de los hogares no son pobres.
“Invitamos al presidente Maduro y a su tren ministerial al estado Bolívar. Que recorra sin escoltas y sin tanto adulador encima las zonas más afectadas en diciembre por los saqueos; que visite a las familias que han perdido a sus niños recién nacidos por desnutrición; a quienes han perdido a sus niños pequeños como consecuencia de la difteria; a quienes han perdido a seres queridos a manos de la delincuencia organizada y del hampa común; a quienes buscan en la basura desechos para comer”, manifestó Merino.
Para el también economista de profesión, el gobierno debería aprovechar el inicio de la cuaresma para hacer un examen de conciencia y reconocer los errores que ha venido cometiendo y que tienen a más del 80% de la población en situación de pobreza.
“Si nuestros gobernantes revisasen los estudios de opinión de los últimos meses, además de la encuesta Encovi, tendrían obligatoriamente que abrir los ojos y darse cuenta de que algo está mal. El modelo económico que están aplicando no es el correcto. Necesitamos un modelo que apueste a la producción nacional, que genere empleos productivos, que permita abastecer al país con productos hechos en Venezuela y no importados, que aliente a los industriales y productores nacionales, que de seguridad jurídica, que elimine los controles. Todo control genera perversión”, agregó.
Merino también sugirió al gobierno “cambiar el cuento de la guerra económica”, pues nadie en su sano juicio cree esta versión absurda. “Mientras más hablan de una supuesta guerra económica peor quedan ante la población. Llevan cuatro años echándole la culpa al imperio, a los oligarcas, a los burgueses, a los comerciantes, a los industriales, pero no se dan cuenta que lo que reflejan en la población es una pobre imagen de un gobierno incapaz de resolver los problemas elementales que aquejan a los venezolanos. Los gobernantes asumen para resolver problemas, no para multiplicarlos”.
Concluyó señalando que sólo con un cambio de modelo que permita abrir la economía, Venezuela comenzará progresivamente a disminuir sus aberrantes cifras de inflación, desabastecimiento, escasez, decrecimiento económico, desempleo, pobreza y pobreza extrema.
Nota de prensa