El Gobierno de Venezuela ordenó recortar la producción en varios yacimientos de la Faja Petrolífera del Orinoco, el mayor reservorio de crudo mundial, para cumplir con los acuerdos de la OPEP, dijeron tres fuentes a Reuters el miércoles. La medida afectaría a las empresas mixtas en las que la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) está asociada con la rusa Rosneft, y la italiana ENI, afirmaron las fuentes de la industria, que solicitaron el anonimato por no estar autorizadas para declarar a la prensa, reseña Reuters.
La orden también tendría peso sobre el bombeo de Petrourica, la firma entre la PDVSA y la china CNPC, dijeron dos de las personas, que tienen conocimiento en el asunto.
Venezuela ha sido un importante defensor de los recortes de producción acordados para elevar los precios del crudo, pero una encuesta de Reuters hecha en febrero mostró que la nación miembro de la OPEP sólo ha cumplido con 7 por ciento de la reducción de 95.000 barriles por día (bpd) que prometió.
El gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro estaría buscando acelerar ahora los recortes, cuyo incumplimiento podría elevar tensiones dentro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Por el otro lado, el país sudamericano se arriesga a empeorar el nivel de sus ingresos y profundizar una prolongada recesión que comenzó en 2014, e irritar a sus socios extranjeros.
Reuters no pudo determinar la escala y el calendario de estas reducciones.
PDVSA, Eni, CNPC y Rosneft no respondieron de inmediato a una solicitud de comentario.
La petrolera estatal venezolana también redujo el bombeo en la Faja del Orinoco en 2009 como parte del plan de recorte anterior logrado por la OPEP, pues la mayoría de los barriles de crudo mejorado o mezclado de esa área no se venden bajo contratos de suministro a largo plazo, lo que facilita ralentizar la producción.
Sin embargo, el país tardó años en recuperar las capacidades en los proyectos afectados con ese corte.
En esta oportunidad, la OPEP acordó recortar su producción en unos 1,2 millones de barriles por día (bpd) desde el 1 de enero, en el primer pacto de este tipo logrado desde 2008 para deshacerse del exceso de suministro que ha anclado los precios.
Si bien el cumplimiento ha sido significativo debido a la pronunciada reducción de socios mayores como Arabia Saudita, otros miembros, entre ellos Venezuela, han mostrado una adhesión más débil.