Fuentes de la industria aseguraron que de las casi 300 estaciones que hay en Caracas, 90 estaban cerradas este jueves porque no tenían combustible, reseña El Mundo de España.
Por DANIEL LOZANO | DIEGO SANTANDER
En el país del petróleo no sólo escasean las medicinas, el pan, los desodorantes y los preservativos. También falla la gasolina, aunque parezca imposible. Caracas se contagió ayer de la distribución irregular de combustible que desde hace dos semanas golpea zonas del interior y amaneció colapsada por las largas filas de conductores que, alarmados, congestionaron las estaciones de servicio que estaban abiertas.
El desabastecimiento llegó hasta la capital por sorpresa en el peor día posible para el chavismo: Nicolás Maduro también inauguraba ayer Expo Venezuela Potencia 2017, una feria, mitad económica, mitad propagandística, con la que se quiere demostrar que la nave bolivariana transita a todo vapor pese a la voraz crisis económica, social y política que ha transformado al país caribeño en el paria de las Américas.
De las casi 300 estaciones existentes en Caracas, 90 estaban cerradas porque no tenían combustible, según fuentes del sector. “Incluso mandaron gasolina desde el interior del país”, aseguraron.
Las circunstancias que han llevado al desmoronamiento de la producción nacional de gasolina asemejan una tormenta perfecta: la desinversión, desprofesionalización y falta de mantenimiento en las plantas de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), reconvertida por Hugo Chávez en el brazo económico del chavismo, y que han obligado a importar el combustible pese a la falta de dinero en efectivo del gobierno y los constantes impagos a los proveedores.
Iván Freites, secretario del sindicato petrolero, asegura que “hasta de España están trayendo gasolina, también de Estados Unidos, Brasil y Curaçao y toda esta gasolina hay que pagarla”. Según el diputado José Guerra, hay 15 barcos varados en el Caribe, esperando al pago, para concretar la importación. “Pdvsa ha acumulado tanta deuda con proveedores que hasta que no se les cancele, no entran despachos. Es una empresa morosa”, añade Guerra. Cada día de espera le cuesta al país 24.000 dólares por barco.
“Sólo una refinaría produce, la de Amuay, 40.000 barriles de los 200.000 necesarios”, señala Freites, quien asegura que el resto están bajo mínimos por falta de insumos importados. Hasta 22 paradas se contabilizaron el año pasado por las averías de la tubería que conecta la refinería de El Palito con su centro de distribución, pudo saber EL MUNDO de fuentes del sector, que temen que todavía no ha sido reparada.
Según cálculos de la oposición, las plantas catalíticas (de combustible) de Pdvsa trabajan al 8,4% de su capacidad.
El gobierno admitió el miércoles las colas producidas por “el retraso en el cabotaje de gasolina” y se puso manos a la obra para tapar la nueva vía de agua de su revolución. Cuestión de “minutos”, auguró Diosdado Cabello, jefe del ala militar, una nueva promesa incumplida. Las colas continuaron en Carabobo, Lara, Guárico y Aragua y se sumaron las de Bolívar, estado fronterizo con Brasil, donde las protestas por la falta de comida y gasolina también colapsaron los accesos a San Félix.
“Esto es terrible, tango más de una hora en cola. Obviamente no solo por la gasolinera, pero está todo trancado. No se justifica que pase esto en un país petrolero”, se quejó a EL MUNDO Nelsy Paredes, ingeniera en Informática que trataba de surtir su automóvil en una estación del este de Caracas.
En buena parte de las estaciones de servicio se repartieron instrucciones para que no se colocaran carteles de “No hay gasolina” o “Cerrado”, así como mantener a todo el personal aunque no se estuviera distribuyendo el combustible.