Tras meses de suspense, Bob Dylan recibió finalmente el sábado en Estocolmo su premio Nobel de Literatura en una reunión a puerta cerrada con los académicos suecos, que se lo concedieron por su poesía.
Como Thomas Mann, Albert Camus, Samuel Beckett, Gabriel García Márquez o Doris Lessing, el cantante, de 75 años, entrará en el panteón de los hombres y mujeres de letras que han sido recompensados por la Academia sueca desde 1901.
Mantenida en secreto hasta el final, la entrega del premio fue confirmada por la noche por uno de los académicos, Horace Engadahl, aunque no aportó detalles.
“Sí”, respondió Engdahl a la cadena de televisión pública SVT, que le preguntó si el cantautor estadounidense había recibido el prestigioso galardón, que le fue atribuido el pasado octubre.
Sin embargo, no se explicaron las circunstancias exactas de la entrega del diploma y la medalla de los que consta el premio, ni si ésta tuvo lugar antes o después del concierto que Dylan ofrecía el sábado en la capital sueca.
El misterio permanece en torno al discurso de recepción, que también podría ser una canción. Conocido como la “lección del Nobel”, este discurso tiene que ser pronunciado por todos los premiados en los seis meses siguientes a la ceremonia de entrega de premios, en este caso antes del 10 de junio.
“La Academia Sueca y Bob Dylan han acordado reunirse este fin de semana. La reunión será pequeña e íntima y ningún medio estará presente, solo asistirán Bob Dylan y los miembros de la Academia, conforme a los deseos de Dylan”, escribió la secretaria permanente de la Academia, Sara Danius, en su blog.
“No se pronunciará ningún discurso Nobel. La Academia tiene razones para pensar que se enviará una versión grabada ulteriormente”, agregó Danius.
Este discurso es el único requisito para recibir los ocho millones de coronas (839.000 euros, 870.000 dólares) que acompañan al premio.
Bob Dylan debía dar dos conciertos en Estocolmo, el sábado y el domingo, para iniciar una gira europea con ocasión del estreno de su nuevo trabajo, “Triplicate”, un triple disco de versiones de Frank Sinatra.
Poco antes del concierto del sábado, sus admiradores empezaban a apiñarse en las inmediaciones del Stockholm Waterfront, donde iba a celebrarse la actuación.
Ylva Berglof, redactora de 62 años, iba a ver al cantante en un escenario por 18ª vez. “Merece [el Nobel] pese a que creo que no lo ha gestionado bien. Se podría haber mostrado más agradecido”, confió a la AFP.
AFP