Justo Mendoza, coordinador nacional de Avanzada Progresista y
Director General de la Escuela de Gerencia y Gobierno del estado Lara, afirmó que el autoritarismo ha hincado los colmillos en el corazón de la democracia como es la Asamblea Nacional.
Nota de Prensa
El Cancerbero, en que se ha transformado lo que ya hace cuatro lustros fue una promesa de refundación de la república, finalmente se quitó el antifaz del disimulo, y pervertido por el desespero, ha abatido la soberanía popular y la institución del sufragio, con un régimen que ha aplastado bajo sus cascos el escrito constitucional, dijo Mendoza.
Alertado del descaro de sus acciones que han venido derrumbando el cuerpo democrático constitucional, el gobierno embadurna de justificaciones “leguleyescas” sus incursiones de demolición de las instituciones democráticas y contra los derechos políticos ciudadanos, agregó.
Batiéndose en su defensa con aspavientos patéticos de baratijas ideológicas en foros internacionales, y últimamente, en la OEA, no hay nada distinto en las intenciones de Maduro de liquidar toda expresión práctica del sistema democrático constitucional; la novedad del zarpazo dado por el régimen es su desnudez -por carencia de argumentativa jurídica- y el descaro de su propósito de dejarle al régimen el camino franco para la depredación de recursos naturales (como antes se hizo con “el arco minero), que en el escenario y las circunstancias en que se da y el carácter de mismo le confieren una percepción distintiva de la naturaleza dictatorial del régimen venezolano.
Sigue el desconocimiento de la voluntad popular
Nadie duda del carácter final de la acción del gobierno como es la clausura de la constitucionalidad y su modelo de Estado, explica Mendoza, agregando que al desconocer a la Asamblea Nacional y derogar de hecho sus potestades, competencias y atribuciones a través del Tribunal Supremo de Justicia, que de manera inaudita se arroga las competencias de aquella: “Se ha roto el hilo constitucional y se ha desconocido el modelo de Estado democrático como lo ha señalado la Fiscal General Ortega Díaz; en otras palabras, ha habido un golpe de Estado”, acotó.
Este golpe de Estado apoyado por el mismo Maduro, no sólo con su silencio, sino con su contumaz actitud de hacer claudicar a la AN inicialmente y desde la misma madrugada del 7 de diciembre del 2015, hasta paralizarla y anularla en sus decisiones, cuyo cenit fueron las sentencias 155 y 156 de la Sala Constitucional.
La consecuencia inmediata del golpe de los “juristas del horror”, que en convivencia con el madurísmo, lo han propinado, es el estrangulamiento de las libertades democráticas y el cierre de hecho del templo de la pluralidad y del debate político para la formación de las leyes, el análisis y balance del estado de la nación y el control del gobierno y la administración como lo es la Asamblea Nacional, también, la unicidad de gestión de un solo poder público, el Ejecutivo, del cual derivan, adventicios, todos los demás poderes y funciones del Estado, denunció el profesor Mendoza.
Maduro, como mentor de esta acción del TSJ, sabe que la jugada le salió mal, y teatralmente busca cambiar el escenario, pero el delito y los delincuentes perpetradores están allí, como sombras, con su acción de manipulación en el CODENA, ratifica que el Ejecutivo ordena y obliga al TSJ.
Golpe de Estado
Según Mendoza, con las sentencias hubo un golpe de Estado: ¿Cómo superarlo? Hay que restituir la legalidad constitucional infringida… ¡y hay que castigar a los golpistas! El golpismo partió del TSJ-SC contra la AN y el principal beneficiario fue el Presidente Maduro (recordemos que las sentencia 155 del FSJ-SC busca autorizar al Presidente a firmar contratos de la república, que entrañan concesiones petrolíferas, sin la autorización de la AN), añadió.
Este Fujimori de pacotilla es cómplice y principal instigador de la anulación de la AN.
Los delincuentes de lesa patria son los miembros del TSJ-SC, que deben ser destituidos, juzgados y condenados, y abrir un juicio al Presidente por complicidad hubo un golpe, lo fallido está por verse, concluyó.