La Pastoral del Arzobispo de Caracas, Mons. Rafael Arias Blanco, fue un factor fundamental en la acumulación de conciencia que llevó al desplome del régimen tiránico de Pérez Jiménez.
Rendimos un reconocimiento a la Conferencia Episcopal Venezolana que en estos 18 años de régimen esperpéntico ha elevado su voz para denunciar las injusticias.
La pastoral leída recientemente en todas las iglesias católicas, provocó el despertar de la conciencia nacional ante la golpeadora realidad.
Enfrentamos unas ejecutorias que desconocen el órgano público que representa la soberanía popular, en función del ejercicio unilateral del poder, sin tomar en cuenta a la gente. Esto ha provocado una escalada de violencia. Existe una distorsión en el ejercicio del poder, todo gira en torno a lo político, entendido como conquista del poder, olvidando las necesidades reales de la gente. La incapacidad para dar solución a la escasez y carestía de los alimentos y medicinas, la creciente violencia, la incitación al odio y el desconocimiento de las normas elementales para una convivencia en paz, son las causas que nos tienen sumidos en un marasmo que entorpece el entendimiento y el progreso.
La eliminación de la AN, suplantándola por una representación de los poderes judicial y ejecutivo, es un desconocimiento de que la soberanía reside en el pueblo y de que a él le toca dar su veredicto. Una nación sin parlamento es como un cuerpo sin alma. Está muerto y desaparece toda posibilidad de opinión divergente a quienes están en el poder. Se abre la puerta a la arbitrariedad, la corrupción y la persecución, un despeñadero hacia la dictadura siendo los más débiles y pobres de la sociedad los más perjudicados.
Desconocer la existencia del otro es destruir toda posibilidad de convivencia. El régimen apuesta a la desesperanza por el atropello constante de derechos fundamentales. Frente al mal nadie puede permanecer como simple espectador.
El llamado es a ser protagonistas del presente y del futuro de nuestro querido país. Actuar de manera pacífica pero contundente ante la arremetida del poder.
Tenemos que defender nuestros derechos y los derechos de los demás. Son válidos y oportunos la desobediencia civil, las manifestaciones pacíficas, los justos reclamos a los poderes públicos nacionales y/o internacionales y las protestas cívicas.
Viene un cambio político profundo que hará posible la convivencia ciudadana. Al agravamiento de la situación social, económica y política, se agrega una ruptura abierta del orden constitucional y un pase formal a la dictadura, con las inconstitucionales sentencias del tsj express. Pone de manifiesto la centralización totalitaria del poder, que diluye y destruye la autonomía e independencia de los poderes y la vigencia del Estado de Derecho.
La causa de la crisis es el empeño del régimen de imponer el sistema totalitario recogido en el Plan de la Patria.
No más prisioneros políticos, ni exiliados!