La fuerza del pueblo venezolano, de ese pueblo que decidió cambiar, que abrió sus ojos hacia el futuro, es cada vez más fuerte que los cuerpos castrenses de nuestro país.
Las arremetidas violentas, la represión con la que uniformados han querido someter a quienes pedimos cambio, lejos de desmovilizarnos, nos dan fuerza para avanzar y salir adelante.
Es reprochable la violencia que ha desatado la administración de Maduro en contra de los que creemos distinto y luchamos para tener un futuro mejor; e inaceptable que tantos venezolanos de bien hayan sufrido las consecuencias de la incontrolable acción represiva de los cuerpos de seguridad del Estado, como ese bebé inocente que vio su vida en peligro a consecuencia de la crueldad de los uniformados del régimen.
Hoy somos muchos más. Cada mañana es un venezolano más, el que abre los ojos a la realidad y entrega sus armas a la defensa de la libertad y democracia de Venezuela. Somos mayoría y lo hemos demostrado en las calles.
El gobierno de Nicolás Maduro, no sabe cómo afrontar el fracaso de su gestión. Se valen de artimañas para doblegarnos. Intentan amedrentarnos, causar pánico y terror en nosotros y nuestras familias. Buscan aniquilar políticamente a nuestros líderes, como es el caso de Henrique Capriles quien fue inhabilitado políticamente, todo porque ya no saben qué hacer.
La violencia es su última herramienta. La confrontación, el odio y la división son sus cartas favoritas. Juegan a agotar los ánimos de nuestro pueblo y que la desesperanza gane terreno en sus corazones.
Pero estan muy equivocados. No nos cansaremos de decirle a nuestra gente que, Venezuela tiene solución. El que no tiene solución es este gobierno que no sirve para nada. Juntos somos más y podemos lograrlo.
Desde la calle, nuestros trabajos, nuestras casas, con la familia, amigos y allegados, sigamos haciendo el trabajo. Luchando por la libertad de Venezuela, por la construcción de un mejor futuro para nuestros hijos y nietos.
Las peleas no se ganan abandonando el rin. Hemos perdido algunas, pero hay que reconocer el honor y valor de nuestra gente, que sigue en la calle, sin descanso. No podemos desmayar. No podemos bajar la cabeza, debemos continuar.
Habrán podido alguna vez con nosotros, pero no podrán con todos nosotros juntos. Podrán una vez, pero no podrán siempre. Esta es una lucha de paciencia, resistencia y compromiso. ¡Seguimos adelante!