Al cumplirse su tercer año de exilio, Henrique Salas Romer, ex gobernador de Carabobo y fundador de Proyecto Venezuela, sostuvo un encuentro con los periodistas, como siempre lo hizo en el pasado, para compartir sus inquietudes, pero esta vez fue vía Skype. Al comentar su preocupación por el profundo deterioro del país señaló: “Estamos en el juego político chiquito, sin darnos cuenta de que la crisis venezolana puede convertirse en una espantosa crisis continental”.
Nota de Prensa
Afirmó, que más de seis millones de venezolanos comen una sola vez al día y “la situación sigue empeorando con celeridad. La gente no consigue lo que necesita o si lo consigue no le alcanza para comprarlo. Tan grave es la situación, que en medios internacionales existe preocupación de que se produzca un súbito éxodo de millones de venezolanos, que intenten cruzar las fronteras, algo que obligaría a la comunidad internacional a enfrentar una oleada de refugiados similar a la que se ha producido en Siria. Los temores se han acrecentado con el descenso de las aguas de la represa del Guri, por la posibilidad de que se produzca un prolongado apagón que termine de paralizar al país”.
Desde su exilio que define como “su propio calvario”, Salas Römer ofreció un análisis de la situación que vive el país y el mundo, donde con la velocidad de los cambios tecnológicos, y la transmisión de noticias en tiempo real, cambian las costumbres y referencias, y se producen choques culturales que crean vacíos de poder. Recordó una maldición china, para desearle lo peor a un enemigo: “ojala te toque vivir tiempos interesantes”. Así –dijo-, son los tiempos de cambio, cuando el mundo viejo choca con el nuevo.
Acotó que en Venezuela estamos viviendo tiempos de cambio, solo que aquí han venido acompañados de la destrucción moral y material del país. “En el camino, nos hemos ido deshumanizando. Así como la gente se pelea en las colas para llegar primero a la puerta del mercado, así mismo en la política se observa una desesperación en algunos partidos por abarcar más y más, sin darse cuenta de la inmensidad de la crisis que nos abraza. De igual forma como el bachaquero vende su inventario al mejor postor, así mismo, algunos aspirantes son capaces hasta de vender el alma. Leí hace poco una reflexión que estremece, ´ya no vemos al otro un ser humano, sino como un rival´, y los asesinatos en masa, los linchamientos, son otra manifestación de lo que vengo describiendo”.
Salas Romer afirma que los venezolanos están sin brújula. “Lo cierto es que en Venezuela no hay ni presidente, ni referentes partidistas, no hay autoridad, y si bien podemos expresarnos, no existe derecho a la información. Por eso hablan de anomia. No hay nadie visible en quien creer y, si lo hubiera, el cierre y acoso a los medios de comunicación, impide identificarlo. Por eso hay tanta incertidumbre”.
Lamentó que mientras hay personas que andan preocupados porque quieren ser alcaldes, gobernadores o presidentes de la república, al país real solamente le preocupan sus enfermos, sus seres queridos hambrientos, el acoso de la inseguridad.
Les voy a relatar una anécdota familiar que quizás ayude a comprender lo que intento explicar. En 1939, regresaba mi tía Amalia Römer de Alemania cuando el barco en que viajaba fue torpedeado y se incendió. Muchos pasajeros desesperados ante el avance de las llamas se lanzaron al mar, pero mi tía, una mujer de gran temple, se mantuvo firme sobre las planchas cada vez más calientes de la embarcación, hasta que pudieron llegar buques de rescate. Los que saltaron al agua, todos murieron, mientras los que tuvieron más valor y entereza se salvaron.
– ¿Hay salida?
-Maduro no tiene forma de concluir su mandato. De hecho, entiendo que se viene negociando su renuncia en Canadá. Pero no creamos que con su salida todo se resuelve. Tampoco que un presidente electo podrá sobrevivir a las presiones que ya existen y las que sobrevendrán. Se requerirán tres años, mínimo, y un gobierno transitorio pero fuerte, para conducirnos hacia la normalización.
Yendo a lo personal, el ex mandatario carabobeño y ex candidato presidencial aseguró sentirse atrapado en el exilio, pero en permanente contacto con amigos y correligionarios; aunado a sus lecturas, se mantiene al tanto de lo que ocurre, sin embargo recalcó “nunca es lo mismo que sentir el calor humano de mi gente”.
Para concluir Salas Römer dejó un mensaje de esperanza. Hay que tener fe –dijo-, yo la tengo. “Venezuela siempre ha sido un faro luminoso para el Continente, y podemos volver a serlo, no tengamos dudas, pero no sin antes reencontrarnos como nación y reconstruir todo lo que ha sido destruido”.