Bajo la batuta del gobernador más corrupto y ladrón que ha tenido el estado Bolívar en su historia, el general Francisco Rangel Gómez, quien fue el primero que renunció poniendo su cargo a la orden cuando le dieron el golpe a Chávez, y a quien se ha bautizado como el “Destructor de Guayana”, dirigió el vil y sucio ataque que se hizo a la ciudadanía que marchó pacíficamente en Puerto Ordaz, con gases lacrimógenos, y sus bandas de delincuentes (colectivos), pero que no impidieron que los manifestantes lograsen sus propósitos.
Nota de prensa
La marcha multitudinaria que partió de dos sitios de la ciudad, de La Churuata, y de la redoma de Chilemex, madres con sus niños, jóvenes, adultos, señoras y señores mayores, marcharon para llegar hasta el punto de confluencia que era la plaza Monumental, que no tiene nada de eso, y es una de las pocas obras que ha realizado el triste personaje que gobierna este estado, en Puerto Ordaz.
La Guardia Nazional y la policía del gobernador, se ubicaron en sitios estratégicos, bien armados y apertrechados, para esperar y emboscar la marcha pacifica que salía de dos puntos de la ciudad.
Llamaba la atención, como la policía, frente al hotel Merú en Alta Vista, mantenía cerrada la vía, y solo permitían el paso a delincuentes motorizados (colectivos), pero abrían la calle para que pasaran estas bandas de delincuentes que armados, atracaban a los manifestantes, quitándoles carteras y celulares, cuando los emboscaron en Orinoquia.
La policía lanzaba bombas lacrimógenas como si fuesen cohetes el 31 de diciembre, y muchas de estas no explotaban, quizás y como han dicho en repetidas oportunidades, que es material ya vencido, y quedó en el piso.
El plan implementado por el cachaco hijo de su madre, y de su padre putativo, solo dejaba como consecuencias, innumerables heridos entre los manifestantes de oposición, y el asesinato de un joven en San Bernardino en Caracas e innumerables detenidos, hasta el momento de escribir estas notas.
De Puerto Ordaz salieron el martes cualquier cantidad de autobuses, llenos de trabajadores de las empresas básicas que fueron obligados a viajar a Caracas para la marcha oficialista, que estuvo todo el tiempo resguardada por los esbirros de Maduro, donde los únicas bombas que lanzaron fueron los “peos” que se tiraron, después de visitar los centros comerciales, un viaje con todos los gastos pagados por el gobierno.
Toda Venezuela y el mundo son y fueron testigos del abuso de poder por parte del régimen que preside Nicolás Maduro, y un pueblo que no parará hasta lograr el cambio de rumbo que urge en nuestro hermoso país.