En democracia, el estricto respeto a la libertad de expresión es un deber incontrovertible del Estado, y conveniente es el funcionamiento de medios de comunicación independientes como reflejo del carácter plural de la sociedad.
Por Jesús Peñalver
Desde luego, estoy hablando de un régimen de libertades públicas, de respeto por los Derechos Humanos y donde la institucionalidad de los organismos del Estado cumplan a cabalidad su rol, y no sea sorpresa ni noticia -por ejemplo- que el Ministerio Público anuncie con la debida certeza procesal del caso, el asesinato de un estudiante y músico por la acción criminal de un efectivo de la gnb. (Minúsculas ex profeso)
De allí la conveniencia, la necesidad y el deber ineludible e impostergable de defender, proteger y respaldar la vigencia de los valores democráticos, precisamente en esta hora cuando se cierne sobre Venezuela la trágica posibilidad de imponer a troche y moche, una “constituyente comunal” que solo tiene cabida en las mentes dislocadas y diabólicamente traviesas de sus promotores.
El hombre al defender la riqueza del pensamiento libre y plural y enfrentarse a la discriminación y a la intolerancia, no hace otra cosa que actuar en defensa propia. No se olvide que la barbarie chavista nos quiere “firrrme y a discreción”, eso no es nuevo. Son dieciocho años de una pesadilla coloreada de un rojo alarmante, que aún tiene pocos seguidores, enchufados que al parecer no les duele lo que está ocurriendo, incapaces de medir la magnitud del daño y la cuantía de su recuperación.
Hoy estamos huérfanos de información, es decir, los medios privados (privados precisamente de la valentía de informar) se han autocensurado y aunque hagamos un esfuerzo por reconocer que alguno u otro en algún momento, pareciera que se sueltan las amarras que los ata, reprime e impide informar todo a toda hora, veraz y oportunamente, no es suficiente ni cubre las expectativas de un pueblo a su vez reprimido que sufre los embates del oprobio chavista que, aferrado al poder, niega la verdad o con mentiras la oculta.
El sistema público, dizque de información, no puede ser más servil y comprometido con la infamia que manda y desgobierna. No solo se desinforma y tergiversan los hechos, sino que desde sus cloacas no tardan ni se miden, ni guardan un ápice de respeto a la hora (que son todas) de difamar, insultar y criminalizar toda opinión distinta a la peste chavista aposentada en Miraflores. Sus operadores parecen tener las cuerdas vocales en el duodeno.
Mientras nos reprimen, agreden y nos matan en el curso de la manifestaciones pacíficas de la oposición venezolana, la peste que desgobierna insiste en su modelo de carácter “humanista y socialista y chavista”, y al propio tiempo ha iniciado en los medios una campaña a favor de su proyecto “constituyente”, a todas luces para acabar con lo que queda de país y perpetuarse en el poder.
Se sabe que una Asamblea Nacional Constituyente no puede convocarse sin consulta popular; sería una capilla sin santo, un bautismo sin agua bendita, una vela apagada. Conviene decirlo, pues no tenemos a RCTV ni a ningún otro que alerte sobre el peligro y el retroceso que significaría la eventual y desdichada aprobación de la propuesta gobiernera.
Las inmensas expresiones del pueblo en rechazo al desgobierno son evidentes. En las colas sempiternas vemos las caras caídas, dolidas y tristes por la situación reinante. Se ve y se oye el repudio. Los hambrientos en la ciudad son otro signo. Es todo un cuadro de miseria y destrucción que nos hace concluir, que solo con triquiñuelas y trapisondas podrá el régimen imponer su macabro plan llamado “constituyente comunal”.
Ya “prominentes” voceros del ch …abismo han espetado perlas en contra de la Fiscal General, proponiendo su defenestración, por un lado, y de otro el ataque artero contra la Asamblea Nacional y la inmunidad de sus diputados. Un par de anuncios, pues, de lo que se avecina con la actuación de ese mamotreto urdido desde la barbarie.
RTCV, hoy no se te ve, gracias al perverso afán de un milico golpista que supo encarnar -para desdicha nuestra- la suma de todos los defectos morales del venezolano.
Jesús Peñalver