El anuncio de Maduro de que “la nueva Constitución saldrá a referendo consultivo para que sea el pueblo el que diga si está de acuerdo o no está de acuerdo” marca un punto de quiebre en su empecinada política dictatorial.
Más allá de si lo que sale es un referendo aprobatorio y no consultivo, como respondió Juan Barreto. O si el referendo debe ser para consultar al pueblo si quiere o no una Constituyente, como lo han exigido mayoritariamente los venezolanos. El caso es que el sujeto reculó con esa afirmación. ¡Y qué clase de recule! Ese de admitir que la solución es electoral.
Horas antes, el ex-Fiscal General de la República, Isaías Rodríguez, había dejado caer una afirmación similar “No tengo duda de que cualquier resultado de esta Constituyente debe ser sometido al referendum popular.” A lo que añadió: “no estoy hablando desde el punto de vista político, que ya de por sí es un avance que coincidas con personas que pudieran tenerse en la opinión pública como disidentes de lo que pudiera ser el proyecto de convocatoria del poder originario. Lo digo específicamente como abogado y exconstituyente”.
¿Casualidad? No pareciera. Puesto que previamente la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, le había colocado el cascabel al gato con su emplazamiento al TSJ, a través de unos poderosos interrogantes respecto a la Constituyente convocada por Maduro. Fuerte golpe político a la dictadura al mostrar cuan profundas eran sus grietas. La señora Fiscal había denunciado el carácter regresivo en materia de derechos humanos de esa convocatoria, su reducción de la participación popular a su mínima expresión y la eliminación de la democracia representativa y protagónica; en suma, el desconocimiento del pueblo como el único depositario del poder constituyente originario.
¿Habló la Fiscal sin respaldo alguno en el Gobierno? Tampoco pareciera. Es indudable que la señora Luisa Ortega Díaz tiene gente atrás, más allá de las personas que la acompañan y aplauden sus alocuciones. ¿Pero cuáles son esas personas que no dan la cara? “Ahí está el detalle, Maduro”, le diría ese filósofo mexicano llamado Mario Moreno.
Y aunque, por ahora, nadie sabe exactamente quienes son esos personajes, está claro que no son unos funcionarios cualquiera del régimen. Todo indica que Maduro le puso hora final a su tiranía con ese enorme error de llamar a una Constituyente fraudulenta, mucho más grave que haber designado a Tarek El Aissami, eliminar el billete de a cien y las resoluciones 155 y 156 para acabar con la AN. Mucho, pero mucho más grave.
Por supuesto, todo este cisma en la tierra roja no habría brotado a la luz pública de no ser por la decisiva lucha del pueblo en las calles durante más de sesenta días en defensa de la democracia y contra el hambre, la corrupción y la ineptitud sin límites de esta dictadura asesina, valga la redundancia. Dato que se debe tener en cuenta siempre: sin pueblo en la calle no hay paraíso.
Pd: Extraña el silencio de la MUD ante el anuncio de Maduro.
Otrosí: ¿Hay sables detrás de la señora Fiscal? Esa es una buena pregunta