Durante dos meses de incesantes y a veces brutales protestas callejeras contra el Gobierno de Nicolás Maduro, muchos venezolanos se han preguntado una y otra vez: ¿Por qué están permitiendo nuestras fuerzas armadas que esto suceda?
Por Financial Times. Publicado y traducido por Portafolio
Mientras que el Gobierno ha utilizado a la Guardia Nacional, una fuerza policial militarizada, para reprimir las protestas, las fuerzas armadas en gran parte han tenido un rol secundario. No han estado en las calles sofocando la violencia, y los altos mandos militares no han criticado abiertamente a los mandatarios.
La semana pasada, los manifestantes anti-Maduro volcaron su ira en contra de la pasividad de los militares y trataron de marchar hacia Los Próceres, sede de la academia militar de Venezuela. Muchos portaban carteles del héroe de la nación, Simón Bolívar, quien lideró la lucha del continente contra la España imperial.
Algunos llevaban camisetas con la túnica militar en oro y carmesí de Bolívar por un lado y las palabras ‘Soy un libertador’ en el reverso. Su mensaje era claro: el difunto líder Hugo Chávez pudo haberse apropiado de Bolívar como emblema de su revolución socialista, pero el libertador pertenece a todos los venezolanos.
Instaron a las fuerzas armadas a reflexionar sobre el legado de Bolívar y a abandonar al cada vez más desacreditado Gobierno.
“Se supone que nuestros militares juran un compromiso de lealtad y aceptan respetar la Constitución”, dijo Kerling de Sánchez, esposa de un teniente coronel encarcelado por su presunta involucración en la planeación de un golpe de Estado contra el régimen de Maduro.
“Por lo tanto, si nuestros derechos constitucionales están siendo violados, ¿por qué lo están permitiendo los militares?” preguntó mientras sostenía en alto un retrato de su marido.
Ha habido limitada disidencia dentro de las fuerzas armadas.
En abril, tres tenientes coroneles publicaron un vídeo en YouTube en el que denunciaron al Gobierno e instaron a las fuerzas armadas a permanecer “del lado correcto de la historia” al negarse a oprimir al pueblo venezolano. Después de ello, solicitaron asilo en Colombia.
La oposición dice que ha habido docenas de actos de rebelión, pero, aun si es cierto, es una pequeña recompensa tras una castigadora campaña de protestas callejeras durante dos meses en la que cientos han sido encarcelados y miles heridos.
En cierto modo, la lealtad de los militares al Gobierno no es sorprendente. Después de todo, la Revolución Bolivariana fue construida con la fuerza de militares. Chávez era un hombre del ejército de pies a cabeza.
Por el contrario, Maduro era conductor de autobuses y dirigente sindical antes de su ascenso a la cima, pero a pesar de carecer de la relación natural de Chávez con los militares, ha aprendido a comprarla.
“El Gobierno ha hecho todo lo posible para mantener a los militares de su lado a través de bonos en efectivo, aumentos salariales y el reparto lucrativo de gobernaciones y ministerios”, explica Daniel Lansberg-Rodríguez, especialista latinoamericano en la Universidad de Northwestern en Illinois.
Ya que muchos de los militares se han beneficiado del “contrabando, el arbitraje y el narcotráfico”, temen que si el presidente cae, terminarán ante una corte y luego en la cárcel, sostuvo.
Los militares controlan partes importantes de la economía, incluyendo la importación y distribución de alimentos. Tienen control sobre las fronteras, y rutas de tráfico y puertos, por lo que es im probable que renuncien a su poder fácilmente.
“Casi un tercio de los ministerios están dirigidos por oficiales militares activos o retirados”, indica Frank O Mora, director del Centro para América Latina y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida. “Las posibles divisiones o rebeliones dentro de los militares parecen estar contenidas por ahora”.
En ausencia de tal disensión, la más sorprendente e importante espina para el Gobierno ha sido Luisa Ortega, la fiscal General de Venezuela.
Ortega, quien era confidente cercana de Chávez, ha criticado abiertamente la decisión de Maduro de convocar una asamblea constituyente que, en teoría, podría reescribir la constitución para permitirle permanecer en el poder.
Ha condenado el uso de tribunales militares para escuchar los casos de docenas de jóvenes manifestantes y la semana pasada acusó a la Guardia Nacional de usar fuerza excesiva para combatir la violencia que ha causado casi 60 vidas.
Mientras tanto, Caracas está llena de teorías sobre lo que podría suceder próximamente.
¿Se desvanecerán las protestas? ¿Se cansarán los Guardias Nacionales, que durante dos meses han sido la primera línea de defensa en contra de los violentos asaltos de jóvenes activistas de la oposición? ¿Todavía hay la posibilidad de llegar a un acuerdo negociado? Y, por ultimo ¿seguirán apoyando a Maduro las fuerzas armadas?
El viernes, un sitio de noticias local www.cafeycafe.com publicó un informe que presuntamente se basaba en un memorando de una reunión entre los altos mandos que fue filtrado. El informe describió una “discusión acalorada” entre algunas figuras militares sobre los derechos y los errores de la decisión del presidente de convocar una asamblea constituyente.
El informe, que no fue verificado por el Financial Times, establece que al menos ocho figuras militares de alto rango, incluido el jefe de la fuerza aérea y la Guardia Nacional, se oponen a la asamblea constituyente.
Tales informes podrían alentar a la oposición, pero al menos por lo pronto, Maduro tiene a los militares de su lado.