Gustavo Curiel: La fiscalía… ¡juguemos al ajedrez entonces!

Gustavo Curiel: La fiscalía… ¡juguemos al ajedrez entonces!

Gustavo Curiel  @guscuriel
Gustavo Curiel @guscuriel

 

Se dice y no es casual, que la política es como un juego de ajedrez,  los políticos la han convertido en una herramienta indispensable para la acción, que busca un fin trascendente; el poder y todos los consabidos beneficios que eso le otorga.

El ajedrez no es un juego de azar, sino un juego racional que se juega por turnos, meticulosamente estudiado en cada movimiento, se podría decir que es un juego de guerra. Pero se le considera no sólo un juego, sino un arte, una ciencia y un deporte mental. Las decisiones estratégicas influyen obviamente en la futura victoria o derrota al mover las piezas. Un ejemplo típico de decisión estratégica, es la de eliminar piezas contrarias para obtener el triunfo.





En política, al igual que el ajedrez las metas tienen obstáculos. El objetivo final es atacar al rey contrario de modo que no pueda ser defendido, lo que se conoce como dar “jaque mate”.

En los últimos 25 años, la Fiscalía General de la República ha sido un actor influyente en la historia política de Venezuela, que a través de su participación y ejecución de movimientos estratégicos le ha dado un giro decisorio a las crisis políticas sobrevenidas.   

Si no, basta recordar lo sucedido el 11 de marzo de 1993, donde el Fiscal General de la República de entonces, Ramón Escobar Salom, a través de una solicitud de antejuicio de mérito al presidente Carlos Andrés Pérez por malversación de fondos públicos de la partida secreta, obligó a la Corte Suprema de Justicia  a declarar el 20 de marzo con lugar la solicitud de antejuicio interpuesta por el fiscal general contra el presidente.

 

Esta decisión provocó que el Senado de la República se reuniera al día siguiente por unanimidad y autorizara el juicio, asumiendo a continuación la presidencia del país, de manera provisional, el presidente del Congreso, Octavio Lepage. Poco después el Congreso eligió como sustituto definitivo del presidente a Ramón J. Velásquez.


Nueve años después, el viernes 12 de abril del 2002, el Fiscal General de la República Isaías Rodríguez, reunió a los medios para una rueda de prensa en la sede del Ministerio Público. Durante su declaración en vivo, cuya transmisión fue interrumpida a los cinco minutos de que comenzaran sus denuncias, dijo haber recibido información a través de fiscales militares de que el Presidente no había renunciado. Cuestionó el hecho de que el presidente Hugo Chávez se encontrara privado de libertad, incomunicado, y sin poder ser entrevistado por las autoridades del Ministerio Público.

“Los hechos en Venezuela violan el protocolo de Washington y la Carta Democrática Interamericana. No hay ninguna duda de que se ha violentado totalmente el estado constitucional y de que estamos ante una situación que no se puede calificar sino de golpe de Estado”, explicó el fiscal aquel día.

Inmediatamente, los militares leales al Gobierno retomaron el poder a cargo de Pedro Carmona Estanga, y Hugo Chávez Frías reasumió la Presidencia en la madrugada del 14 de abril de 2002.

Hoy, en este presente inmediato de turbulencia política, económica y social, surge como por arte magia, como sacada de la chistera de un mago, la fiscalía;  una pieza impredecible, que para ser honesto sorprendió, y hasta hace unas semanas fue vista con recelo. Se abrió camino a trompicones y exclamó: juguemos al ajedrez entonces!

Ejerciendo las funciones que le otorga la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su Artículo 285, y ante la convocatoria de realizar una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), anunciada por el presidente Nicolás Maduro, la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, interpuso ante la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia un recurso contencioso electoral de nulidad, conjuntamente con amparo cautelar y de suspensión de efectos de la ANC convocada por el presidente Nicolás Maduro.

Esgrimiendo que el Decreto Presidencial no cumple con los extremos legales y que “el CNE incurre en la violación de principios de progresividad de los derechos humanos, violación de la legalidad administrativa; del principio de la igualdad y del voto; el derecho al sufragio y a la participación política y el principio de soberanía constitucional”.

Feneciendo su turno al juego, el 12 de junio en la mañana, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia declaró inadmisible el recurso ejercido por la fiscal Luisa Ortega Díaz, “por inepta acumulación de pretensiones”.

Como si se tratara de un jugador de experiencia, que conocía con anterioridad la jugada que iba a ejecutarse en su contra, inmediatamente, el martes 13 de junio acudió nuevamente al Tribunal Supremo de Justicia y solicitó el antejuicio de mérito contra seis magistrados principales y dos suplentes de la Sala Constitucional por el delito previsto en el artículo 132 del Código Orgánico Procesal Penal.

“Es necesaria la seguridad y no se puede desmantelar el Estado y cambiar la Constitución Nacional solo por capricho. Corre peligro la Nación y el Estado de Derecho”. Dijo la fiscal.

En la política, también. La frialdad, la paciencia, la preparación, la astucia y el cálculo son determinantes cuando el reloj corre en contra. Pero lo más importante es conseguir que cada pieza tenga una misión. Se trata de un juego colectivo, aunque haya reyes y reinas, y la suerte de la partida se mida por su supervivencia. Pero sin la función de los peones, casi nunca es posible llegar al jaque mate.

El jaque, como jugada de amenaza de captura que es, solo se puede evadir de una las tres siguientes maneras:

1- Interponiendo una pieza entre la pieza agresora y la pieza agredida (esto no es posible contra los ataques del caballo o del peón).

2- Capturando la pieza agresora.

3- Moviendo la pieza agredida (el rey) a un escape de la acción de las piezas contrarias.

Si ninguna de las tres formas anteriores es posible, se habla entonces de un jaque mate.

Quienes podrán ser el caballo y el peón en este juego?

La vida es como una partida de ajedrez. Cada decisión que tomas, es una jugada que decide tu futuro. O te mueves, o te comen!

Atentos, el juego está en desarrollo!

 

Gustavo Curiel

Diplomático de Carrera.