La posición y proceder pacifista y demócrata de nuestro líder y Presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, y su condición de ser humano de amplitud, de diálogo, de inclusión y de equidad lo catapultan cada día más; y muy lejos de lo que quiere hacer ver el gobierno a través sus laboratorios sucios en las redes sociales; es un valiente a carta cabal, y no requiere remangarse la camisa, gritar, maltratar o caerse a golpes como decimos en criollo, para hacer valer su opinión y darse a respetar en Venezuela y el mundo.
Tanto en su trabajo parlamentario así como en su ejercicio político, siempre ha sido blanco de ataques de las hordas desenfrenadas de la revolución, quienes nunca lo han logrado sacar de sus casillas ni de sus convicciones, a pesar de la violencia física que han ejercido contra él. Todo lo contrario, se crece ante la inmoralidad, la mediocridad, la paganidad y la obscenidad de un gobierno que apela a la violencia, a la persecución y al amedrentamiento como una vía de escape para no enfrentar la realidad y para no dar respuestas al país de la grave crisis que hoy padecemos, producto de la corrupción, del pillaje, de la malversación y de la incapacidad con la que han desgobernado a Venezuela.
Esta es una lucha de la ética contra la inmoralidad. Es decir, una lucha entre los demócratas y defensores de la Constitución Nacional contra un gobierno forajido al margen de la ley, totalmente inmoral e indigno que ha utilizado el poder para enriquecerse y crear una nueva casta de nuevos ricos a costillas del hambre y de las necesidades de nuestro pueblo.
No obstante, en horas recientes Venezuela y el mundo fueron testigos de la barbarie protagonizada por el Coronel Vladimir Lugo, quien tiene a cargo la “custodia” de la Asamblea Nacional, en contra de nuestro Presidente Julio Borges, de dos diputadas y en general contra el parlamento como institución. Ver a un alto funcionario castrense utilizando un lenguaje tan incendiario, retador y soez, es una muestra fidedigna del grado de descomposición absoluta de este componente de la Fuerza Armada Nacional. Pues bien, el empujón por la espalda a traición dado a Julio Borges, le sirvió como mérito en su hoja de vida para ascender a general; al igual que los delitos de golpear a mujeres, robar a periodistas, arremeter contra diputados constantemente y, por poseer al parecer dos expedientes por secuestro en los archivos “muertos y cómplices” del CICPC, entre otros prontuarios.
Esta actitud pacifista pero determinante de nuestro líder de Primero Justicia, Julio Borges, me hace recordar inequívocamente a Mahatma Gandhi, quien logró ganar la guerra sin violencia, y cito una de sus frases más trascendentales a mi juicio de este gran pensador y gran político: “No hay camino para la paz, la paz es el camino”. Y en contraposición a esta magnicidad, también viene a mi mente el ego enfermizo y asesino de los dictadores, tiranos y asesinos a nivel mundial, quienes se creen los dueños de la verdad y se creen invencibles, pero al final siempre caen y son condenados por la historia y señalados por la eternidad como las plagas de la humanidad.
Así que venezolanos, yaracuyanos; les ratificamos que el camino emprendido desde la Mesa de la Unidad Democrática es el correcto. Nos asiste Dios, la justicia y la razón, ante eso nada ni nadie. Por más violencia que utilicen, los caminos de la democracia y la libertad están escritos para Venezuela. Sigamos en ese camino del bien contra el mal, y más temprano que tarde, hemos de librar esta batalla que nos ha encomendado la patria en defensa de su democracia.
Luis E. Parra
Diputado a la Asamblea Nacional
Primero Justicia Yaracuy
@LuisEParra78