Erika Guevara, la directora para América de la prestigiosa ONG, calificó de represor al gobierno de Maduro. Admitió que “hay poca esperanza” y arremetió contra los líderes regionales por “anteponer sus intereses políticos y económicos” al sufrimiento de millones de venezolanos, publica Infobae.
Por Fernanda Kobelinsky / 2 de julio de 2017
fkobelinsky@infobae.com
“Venezuela es uno de los países que enfrenta la peor crisis de derechos humanos del mundo… se violentan todos los derechos humanos”, denunció Erika Guevara en diálogo con Infobae. Para la directora de Amnistía Internacional (AI) para el continente americano, “la población civil está desesperada, sin alternativas de solución”.
-¿Cuál es la evaluación de AI sobre Venezuela?
La situación de violaciones de derechos humanos va a tener consecuencias severas. Hay desabastecimiento de comida y medicinas que afecta al 100% de la población. Viven en un clima político de polarización política en la que las personas salen a demostrar su descontento y se encuentran con un gobierno represor que militariza la respuesta.
-En ese escenario tan hostil del régimen de Maduro hacia los defensores de los derechos humanos, ¿cómo trabaja AI en Venezuela?
Nosotros tenemos un capítulo de DDHH. Tenemos mucha presencia, con más de 50 personas en el personal que monitorean y documentan las violaciones a los DDHH. Pero lo que pocos saben es que no somos sólo una organización de monitoreo, somos un movimiento con más de 7 millones de personas que busca avanzar en la agenda de derechos humanos. En Venezuela tenemos 45.000 personas, estudiantes, jóvenes, abogados, gente de a pie, todos comprometidos. Además, enviamos nuestros equipos de investigación al terreno. Yo misma participé de una misión el año pasado.
-¿Con qué se encontró?
Pude atestiguar las graves dificultades. Entrevisté gente en las colas, esas largas colas para acceder a los alimentos. Me metí de manera clandestina a algunos hospitales, en especial a un centro pediátrico muy importante de Caracas, y lo que puede ver es desgarrador. Es un sufrimiento que cada día se ve incrementado y la población está vulnerada. Mientras sigue la retórica de división política, las personas están sufriendo las peores consecuencias.
-¿Esperaba una condena más explícita de la región en la Asamblea General de la OEA?
La falta de liderazgo regional se nota y la situación en Venezuela va a tener consecuencias severas para los derechos humanos. Es muy lamentable que la asamblea general de la OEA, como un espacio de posibilidad de unión regional, se haya convertido en un espacio político de ataques bilaterales y multilaterales. No se discutieron temas trascendentales, lo que se debatió ni siquiera estaba relacionado al sufrimiento de millones y millones de personas. Lo que sucedió es un reflejo de la poca atención que le ponen a la agenda de los DDHH. Ni siquiera pudieron consensuar una pobre resolución sobre la crisis en Venezuela…
-¿Por qué cree que no se llegó a un consenso?
Porque sus intereses se sobrepusieron a lo que realmente sucede. Todos los Estados tienen algo que esconder en su propio territorio. La iniciativa para una resolución la lideraba México, uno de los países que atraviesa una de las peores crisis de DDHH del mundo, con más de 30.000 desaparecidos, miles y miles de asesinados, un Estado indolente y negligente ante el sufrimiento humanos, que vigila a los activistas, que permite que este año ya sean 8 los periodistas asesinados…. Estas son las consecuencias nefastas de tener líderes cuyos intereses políticos y económicos son más importantes que los derechos humanos. Yo creo que muchos vieron una oportunidad política de distraer la atención hacia un tema específico, como Brasil que prefería hablar de Venezuela para no hablar de sus temas domésticos.
-¿Cuál es la solución para Venezuela?
La salida tiene que ser una apuesta a los DDHH. Lamentablemente, en esta situación de deterioro de todos los derechos económicos, políticos, sociales y civiles, de las detenciones arbitrarias, de un Estado que reprime y confronta a la población a tribunales militares… claro que la esperanza es poca. Pero las masivas demostraciones son pacíficas y eso tiene que generar cambios.