La reportera del diario estadounidense, The New York Times, Meridith Kouth manifestó a través de un reportaje fotográfico sus vivencias durante su estadía en Venezuela en un trabajo que denominó: “Cámaras, casco y máscara antigás, mi día a día en Venezuela”.
Lea el texto a continuación:
Cámaras, casco y máscara antigás: mi día a día en Venezuela
Los grupos de manifestantes antigubernamentales lanzan rocas, barro, petardos y bombas molotov. La policía antimotines y los soldados les responden con gases lacrimógenos, perdigones y cañones de agua.
Por The New York Times / Meridith Kouth
En Venezuela se está gestando un levantamiento.
Durante más de tres meses, miles de personas han abarrotado la capital venezolana para drenar su furia. Están hartos del gobierno de Nicolás Maduro y de su liderazgo cada vez más autoritario.
En general, los roces derivan en choques callejeros asimétricos y usualmente letales; más de 90 personas han muerto desde que comenzaron las marchas en abril y 3000 han sido detenidas.
He trabajado como fotoperiodista para The New York Times en Venezuela durante nueve años, y los últimos dos me he enfocado en la lucha de los venezolanos que padecen la peor crisis económica en la historia del país.
Me ha tocado ver cómo crece la rabia conforme desaparecen la comida, los medicamentos y aumenta el autoritarismo de Maduro.
Su gobierno ha retrasado las elecciones y encarcela a los manifestantes y opositores políticos. Convocó una asamblea constituyente que podría rescribir la Carta Magna, lo que muchos venezolanos ven como un intento descarado para incrementar su poder. Maduro califica a las protestas como un ataque violento contra su gobierno, mientras que los manifestantes dicen que están luchando por la Constitución y el derecho previsto en su artículo 35 a desconocer “cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos”.
Usualmente, empiezo mi día subiéndome a un mototaxi para dirigirme a la zona de batalla, donde abundan los gases lacrimógenos y los proyectiles vuelan por todas partes.
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