José Alberto Olivar: Del machete de Noriega a las espadas de los 13 bribones

José Alberto Olivar: Del machete de Noriega a las espadas de los 13 bribones

José Alberto Olivar
José Alberto Olivar

Que predecibles son los que detentan el poder de forma nefasta, sobre todo aquellos que se ufanan en mostrarse frente a las cámaras como “revolucionarios, valientes y antiimperialistas”. Cuando les corresponde asumir su papel de héroes y heroínas, en actos de desagravio, levantan relucientes machetes o espadas, según la costumbre local, para enfatizar su compromiso a toda prueba en favor de la dignidad del pueblo que dicen representar y defender, “con la vida si fuere necesario”.

Pura cursilería barata que no aguanta dos “espanta suegras” para ir a buscar refugio en alguna Embajada aliada o mejor la Nunciatura Apostólica. Recuérdese la escabullida protagonizada por el “Hombre fuerte de Panamá”, Manuel Antonio Noriega, en diciembre de 1989 durante la hora de la verdad que significó la invasión estadounidense sobre el istmo. ¿Dónde habrá dejado Noriega, aquel machete que blandió como tozuda firmeza frente a sus conmilitones, profiriendo arengas patrioteras ante el gringo imperialista? ¿En cual anaquel quedaría arrumada su abierta proclama de defensa a la soberanía panameña y la declaración de estado de guerra contra los Estados Unidos? Y para no dejarlos por fuera, ¿qué fue del espíritu de sacrificio de aquellos “batallones de la dignidad” levantados por Noriega para luchar por la patria?

Así, en el aire quedan esas y otras interrogantes que dejan al descubierto las costuras de esos que se dicen verdaderos patriotas y revolucionarios a toda prueba. Panamá en la década de los ochenta del siglo pasado, llegó a convertirse en una suerte de “crimicracia” según apunta el periodista, Jon Lee Anderson, que bajo la férula del gorilato militar regido por Noriega fue pasto fácil para toda clase de delitos ligados al tráfico de drogas.
Para nuestra desgracia, Venezuela, ha devenido en “zona de paz” en la que el delito representa la sinonimia entre gobierno y dictadura. La gravísima crisis que padecemos los venezolanos, ha pretendido ser atajada por el aparato propagandístico e ideológico del régimen como el resultado de una lucha entre “patriotas” y “apátridas”, “ángeles” y “demonios”, “pueblo” y “oligarquía”. Y a este festín narcotizante de consignas huecas, no puede faltar, la entrega en “cadena de radio y televisión” de la réplica de la manoseada espada de Bolívar que alzada al aire simboliza el compromiso con la gesta.





CLAP y circo, pudiésemos calificar hoy tales actos de ferviente hipocresía en donde se insiste en mimetizar la imagen del Libertador con el oprobio que exudan los portadores del fierro idolatrado. Qué se puede esperar después de haber sido antecedidos por otros no menos truhanes como Gadhafi y Leonel Fernández, por ejemplo.

Podrán seguir repartiendo sus espadas de utilería a los nuevos y peores rufianes que les sirven con impudicia, pero la dignidad de los hombres y mujeres que hoy luchan en las calles por recuperar la Democracia no podrán doblegarla, porque ellos si están librando una lucha que no teme al fuego agresor.