Luis Velázquez Alvaray: Debate ético-electoral

Luis Velázquez Alvaray: Debate ético-electoral

Luis Velasquez Alvaray

 

La nefasta experiencia venezolana del pasado domingo 30 de julio, debe servirnos para que al recobrar la vida democrática, deslastremos nuestro sistema político de todas las posibilidades que un grupo sin principio alguno, ejecuta a mansalva contra el soberano, del cual suelen hablar y fingir representar.

Lo primero es aprender que la justicia debe presidir cualquier actividad estatal, desterrando para siempre el beneficio de un grupo social en desmedro de los otros. Otros, por cierto, integrados por el 90% de la población.

Preservar el bien común, que no admite ajusticiamientos, torturas, amenazas, persecuciones y todas las prácticas que esta cleptocracia practica con especial alevosía .Votar no es un acto anodino. Es inadmisible que el órgano electoral sea dirigido por mafias que se burlan de la voluntad de un pueblo. Estas señoras delincuentes deben ir a la cárcel por el crimen cometido, por falsificadoras plenamente descubiertas, por bandidas capaces de cualquier tramoya para satisfacer la dictadura. Personajes sin escrúpulos, de fea manipulación y de cero blindaje moral, condición irremplazable en el órgano que es el corazón de la democracia.

Se debe pensar seriamente en hacer posibles y aplicables drásticas sanciones para quienes investidos de tan alta autoridad, actúen de esta forma, pateando la dignidad humana de 30 millones de habitantes. Los funcionarios electorales deben ser reconocidos internacionalmente. El carácter técnico debe presidir su actuación y estar formados para tan difícil actividad.

Sus pasos deben ser vigilados por la Sociedad civil y los organismos mundiales especializados en la materia.

Existen en los códigos de ética electorales, principios globales que estas llamadas rectoras han pisoteado con el final de la mal llamada Constituyente, que es la mejor prueba de lo que nunca puede pasar en una sociedad libre. Por su delicada misión el órgano electoral debe:

· Actuar con integridad, una cultura de honestidad, confianza y con la verdad por delante.
· Ser absolutamente imparcial. Tomar decisiones justas.
· Ser Transparente, beneficiar el interés público.
· Ser responsable, someterse a cualquier revisión. Cumplir la Constitución y el marco legal.

¿Alguien en Venezuela distinto a las hordas maduristas puede siquiera imaginarse que la Señora Tibisay Lucena es integra, honesta, imparcial, transparente y responsable?

Exit mobile version