Se solía decir que estar casado era una ventaja porque, además de los beneficios impositivos, uno mantenía relaciones sexuales con más frecuencia que los solteros, publicó Inforbae.
Pero eso disminuye progresivamente, según un nuevo estudio. En general, los adultos estadounidenses tienen menos sexo que hace un cuarto de siglo y, en en particular, los casados sufren el mayor descenso.
La encuesta, publicada en la revista Archives of Sexual Behavior (Archivos de Conducta Sexual), mostró una caída generalizada (según género, raza, región, nivel de educación y estado laboral). Otra curiosidad es el alto porcentaje de gente sin pareja que tiene menos sexo en comparación con los que tienen una relación. Pero lo más sorprendente es la disminución constante de la tasa de actividad sexual de las personas casadas o que viven en pareja, lo que reduce la llamada “ventaja del matrimonio”.
Con datos de entre 1989 y 2014 de la Encuesta Social General (GSS), el estudio concluye que los adultos estadounidenses tienen entre siete y nueve relaciones sexuales menos que en los ’90s. En ese entonces, una persona tenía entre 60 y 62 relaciones sexuales al año de media, pero a principios del 2000, la frecuencia empezó a caer. En 2014, había disminuido a una tase inferior de 53 veces al año.
Si nos fijamos en las personas casadas, el descenso fue aún más pronunciado: de 73 veces al año en 1990 a 55 en 2014. Ese dato de frecuencia de actividad sexual es inferior al de las personas que jamás han estado casadas. Las personas solteras (o no casadas) tienen un promedio de 59 relaciones sexuales al año de media.
Al mismo tiempo, los estadounidenses, en general, han cambiado la tendencia y ahora tienden a estar sin pareja. En 1986, el 66% de los americanos adultos vivían en pareja. En 2014, solo el 59% estaban en esa situación, según datos del GSS. Las personas que no tienen pareja, incluyendo las que han estado casadas anteriormente, tienden a tener la mitad de relaciones sexuales que las personas que sí tienen novio o novia.
El informe no explicó las causas de este descenso, pero citó varios factores. Entre ellos, habló del acceso al entretenimiento y a las redes sociales, la disminución de la felicidad entre las personas de 30 años o más, un mayor índice de depresión y el uso de antidepresivos asociados a la disfunción sexual.
“¿Son menos felices y, por tanto, tienen menos sexo o tienen menos sexo y, por lo tanto, menos felices?”, reflexiona Jean Twenge, autor principal del estudio y profesor de psicología en la Universidad Estatal de San Diego, California, que escribió el libro Generation Me (La generación Yo) sobre los Millennials. “Sabemos que la frecuencia sexual se relaciona con la satisfacción conyugal y que, en general, si hay más gente con menos relaciones sexuales estarán menos contentas y menos satisfechas con esa relación”, apuntó.
En su opinión, la omnipresencia de los elementos electrónicos no ayuda en absoluto. “La gente no mira a su alrededor y dice: ‘Son las diez. ¿Qué hacemos?'”, remarca.
Según Pepper Schwartz, profesor de sociología de la Universidad de Washington, uno de los principales factores de la disminución de la vida sexual de los estadounidenses ha sido la necesidad de que los dos aportarán ingresos al matrimonio. “Diría que la principal causa de la falta de sexo es la fatiga. Ahora hay más mujeres y hombres que trabajan para que, con dos ingresos, se pueda sostener una familia en la clase media o superior. Las mentes de las personas se ocupan con cosas que no son la conexión física”, subraya.
Como era previsible, la investigación señaló que la frecuencia de actividad sexual disminuía a medida que las personas envejecían: más de 80 veces al año para las personas de 20, 60 para las de 45 y 20 para los mayores de 65. En la vida de cada generación, el grupo que tuvo una actividad sexual más elevada fue el que nació en la década de los ’30s, mientras que los tienen menos sexo son los que nacieron en los ’90s.
La disminución de la actividad sexual fue más pronunciada entre las personas de 50 años, las que tienen un título universitario, las que tienen niños en edad escolar, las que viven en el sur y las que no ven pornografía. Era menos acentuada entre los jóvenes, los hombres, los no blancos, las personas con niños menores de seis años, las personas que vivían en el Oeste y las que había visto una película porno en el último año.
A medida que hay más personas que posponen la paternidad, la combinación entre la edad media y la cría de los hijos puede suponer una “tormenta perfecta” para ayudar a la baja tasa de actividad sexual, de acuerdo a las conclusiones del estudio.
Los padres que trabajan y que pasan menos tiempo con sus hijos durante la semana tienden a compensar eso durante el fin de semana, lo que hace que no dediquen tanto espacio a la pareja.
“Lo que necesitas para una vida sexual es energía, concentración, tiempo y buen humor. Si acabo de correr una maratón, ¿lo primero que querré es mantener relaciones sexuales? Probablemente no”, señala.