El fraude fue contra el país y contra los seguidores del gobierno. Lo diseñaron para que sólo pudieran ganar las listas del PSUV. Y dentro del territorio rojo quedó claro una regla de sumisión: no pueden competir con Miraflores. Los reclamos se oyen en boca del PPT, de los colectivos e incluso, de gente cercana a Cabello.
En la perspectiva del país la simulación electoral del 30j ratificó que Maduro no ´enfrenta a una oposición, sino a todo un país. Los vínculos entre la primera y el segundo aún no han cuajado enteramente. Pero están brotando y ahora hay que atenderlos con mejor urgencia.
Maduro, antes de consumar la convocatoria fraudulenta de la ANC, tenía posibilidades de restablecer el Estado de Derecho y mantenerse en la escena pública. Después del 30j a ojos del planeta y de Venezuela es un dictador. Escogió bloquear su futuro democrático y cerrarse puertas que le resultará difícil abrir. En caso de que quisiera hacerlo.
Ante el cambio de situación, la MUD debe revisar su diagnóstico. La realidad la ha devuelto a una estrategia democrática, pacífica, constitucional y electoral cuando estaba a punto de embarcarse en el todo o nada y en las acciones sin retorno. Ahora requiere más firmeza y más amplitud para abrir los eslabones que aun sostienen al régimen.
El diagnóstico sobre la debilidad del gobierno no ha sido acertado. La prueba de los hechos es irrefutable: el poder ha podido soportar 4 meses de asedio democrático de un pueblo en franca rebelión cívica. Un gobierno débil hubiera cedido con menos.
Pero, a su vez, es evidente que el poder pierde fortalezas producto de abandonar la Constitución y actuar contra ella; de sustituir el ejercicio de la democracia protagónica; de imponerle al pueblo crecientes calamidades y desvirtuar la función de gobierno para acrecentar privilegios y brindarle a una cúpula toda la impunidad que requiera.
Maduró acabó con la distribución de la influencia política entre izquierda y derecha que se había mantenido durante años, en una relación de 60/40. Ahora son una minoría y dentro de ella se incrementan los partidarios de favorecer la coexistencia pacífica entre proyectos políticos rivales y el inicio de una transición donde la gobernabilidad sea gestionada mediante acuerdos entre los principales actores en pugna.
El desempeño futuro del PSUV saldría ganando si logra impedir que Maduro, sea un Mugabi criollo. Les corresponde cesar la represión y la política criminal que los condena al genocidio. Es asunto de ellos, pero también de todas las fuerzas de cambio que van a continuar desafiando al régimen y elevando sus luchas contra la destrucción de la economía, el desmantelamiento de la democracia y la supresión de las libertades. El gobierno debe abandonar la violencia y retornar a la constitucionalidad.
@garciasim