El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reiteró hoy que desea tener relaciones de “respeto” con Estados Unidos, al tiempo que instruyó a su recién nombrado canciller, Jorge Arreaza, para que “inicie gestiones” y se concrete una “conversación” con el mandatario de ese país, Donald Trump.
EFE
“Yo creo en la diplomacia y (…) le ratifico al presidente Donald Trump mi deseo de restablecer relaciones políticas, de diálogo, de respeto, en términos de igualdad”, dijo Maduro en medio de una sesión especial de la Asamblea Nacional Constituyente, en la que se puso a disposición de este poder.
“Inicie gestiones, canciller, para que yo tenga una conversación personal con Donald Trump, para tener una conversación telefónica con Donald Trump”, añadió el gobernante socialista.
Maduro hizo estas declaraciones en el marco de las recientes sanciones económicas y migratorias de Washington al propio presidente venezolano y a una veintena de funcionarios de su Gobierno, a los que el Departamento del Tesoro acusa de violar los derechos humanos y socavar la democracia.
El mandatario venezolano señaló además que le gustaría que esta reunión se efectuara de forma bilateral durante su próximo viaje a Estados Unidos, cuando comparezca a una sesión de la Organización de las Naciones Unidas.
“Si está tan interesado en Venezuela aquí estoy yo, aquí está el jefe de su interés, ‘mister Donald Trump’, aquí está mi mano, si de manos se trata, aquí está mi palabra, que la tengo”, dijo Maduro.
Con todo, el presidente venezolano enfiló contra su par estadounidense y lo catalogó como “emperador” y “sultán”, tras renovar sus críticas a las sanciones contra sus funcionarios.
“¿Hasta donde se cree el emperador Trump que es gobernador del mundo? (…) ¿Se cree un nuevo sultán? ¿Se cree un nuevo rey de reyes? El único rey de reyes que hay es nuestro señor Jesucristo”, agregó.
Maduro dijo también que las sanciones impuestas a los funcionarios no tienen “base jurídica”, y exhortó a la presidenta de la Asamblea Constituyente, Delcy Rodríguez, a “buscar justicia” en Estados Unidos.
Las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela se volvieron tensas casi desde la llegada del chavismo al poder, en 1999, pese a que el intercambio comercial entre ambas naciones, cimentado casi de forma exclusiva en la compra-venta de petróleo y combustibles, se mantiene invariable.
La nación suramericana atraviesa una oleada de protestas a favor y en contra del Gobierno de Maduro, que se saldan con al menos 121 fallecidos tras desembocar algunas de las manifestaciones en hechos violentos.
Las protestas arreciaron cuando Maduro convocó a la elección de la Asamblea Constituyente, un órgano que no reconocen la oposición venezolana, Estados Unidos, la Unión Europea y una docena de países latinoamericanos.