La volatilidad del mercado paralelo del dólar en Venezuela tiene a los comerciantes del país apresurados remarcando precios y a los consumidores pagando las consecuencias, reseña Reuters.
Tan sólo la semana pasada el precio del dólar no oficial saltó un 70 por ciento.
Y esta semana, aunque la moneda norteamericana revirtió parte de su avance y el miércoles se vendía en 10.387 bolívares -7.613 unidades menos que la semana pasada-, los precios ya habían asumido los incrementos.
“No es posible que compré un arroz hace unos días a 8.000 bolívares y ya estaba caro, ahora está en 17.000”, dijo Senovia González, un ama de casa 64 años, de pie en un fila para comprar alimentos en Punto Fijo, en la costa occidental del país.
El Gobierno socialista ha sacado a decenas de fiscalizadores para intentar contener las alzas con imposiciones de multas, pero en medio de una voraz crisis económica, las advertencias no parecieran haber calado.
“Si no ajustamos los precios, lo que nos queda es cerrar, despedir empleados, ser trabajadores de alguien o irnos del país”, opinó Víctor Moreno, comerciante en un centro comercial, también de Punto Fijo.
En la semana, usuarios de redes sociales se quejaron de que sus salarios se evaporan rápidamente y únicamente alcanzan para comprar alimentos, con la etiqueta #TrabajarParaComer.
“Velocidad agresiva”
El salario mínimo diario en Venezuela es de menos de un dólar calculado al tipo de cambio paralelo, convirtiéndolo en uno de los más bajos de Latinoamérica.
Ante el problema, Maduro asegura que es víctima de una “guerra económica” por lo que ordenó encarcelar a quienes basen sus precios en los vaivenes del billete verde.
Pero el alza del “dólar negro” influye en la inflación, aunque en Venezuela hay un férreo control de cambios desde hace más de una década.
Según datos de la firma local Ecoanalítica, que sigue de cerca el pulso del mercado no oficial, en el primer semestre alrededor de un 50 por ciento de las importaciones del sector privado -incluso alimentos- se hicieron a dólar libre, lo que representa un 25 por ciento de las importaciones.
“Los precios están reaccionando con una velocidad agresiva”, dijo el director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros. “No sólo los comerciantes, sino todos los agentes económicos del país ven que aunque la tasa haya retrocedido, no es sostenible en el tiempo y en un mes va a volver a aumentar”, agregó.
Por Mircely Guanipa y Eyanir Chinea/Reuters