Por lo general, un Estado fallido se caracteriza por una crisis o fracaso social, político y económico, caracterizándose por tener un gobierno incompetente, ineficaz, que tiene poco control sobre su territorio, no provee los servicios básicos de educación, salud hospitalaria, agua potable, electricidad, gas, repuestos, alimentos, medicinas, seguridad publica… presenta abuso de autoridad, altos niveles de corrupción y de criminalidad, migración por falta de oportunidad de empleo – trabajo productivo y futuro, así como una marcada degradación económica e inflación incontrolable.
En 2016 el PIB de Venezuela, 251.590 millones de dólares (datos FMI) fue inferior al de Colombia. El PIB per cápita de Venezuela es de los más bajos del continente: en 2016 a tasa protegida, inexistente para el venezolano, resultó en 8.390 dólares por habitante, a tasa de Pdvsa resultó 290 dólares por habitante, a tasa Simadi de julio de 2016, resultó en 130 dólares por habitante y a la tasa permuta de julio de 2016 resultó en 80 dólares por habitante., ahora en el primer semestre 2017 la inflación es desbordante para tener un PIB menos de 30 dólares por habitante.
Nadie controla el dólar paralelo, pero la gente común sabe que el alto gobierno y enchufados del estado fallido son los que manejan el mercado de los dólares sin limite.
La crisis socio económica que ha causado el madurismo en Venezuela no tiene precedentes históricos. Pdvsa en 2016, registró pérdidas por 10.624 millones de dólares sin registro de culpables a la vista de rendición de cuentas.
Todas las alarmas están prendidas en Moscú y en Pekín. El colapso económico que ha causado Maduro y su política autoritaria, pone en riesgo la recuperación de los préstamos y de las inversiones que han hecho localmente.
En Venezuela, los chinos y rusos cobran a crédito mientras las empresas estadounidenses pagan de contado . ¿Que hace el estado fallido con los miles de millones de dólares que ingresan por petróleo al país sin control de la legitima Asamblea Nacional?
El vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, afirmó que un Estado fallido en Venezuela pondrá en peligro la seguridad y la prosperidad de todo el hemisferio occidental del planeta. “Lo que estamos viendo en Venezuela es la tragedia de la tiranía” y continuo en su declaración que seguirán del lado de las naciones del mundo libre así como también junto a los ciudadanos venezolanos. Así mismo puntualizó que el estado fallido de Venezuela traerá a la región “más tráfico ilegal de drogas, muertes e inmigración ilegal comprometiendo nuestras economías”.
La caracterización que el vicepresidente de EEUU hizo a Venezuela como estado fallido tiene fuertes soportes. El desmantelamiento de las instituciones del Estado, la tasa de criminalidad, el colapso económico, la escasez de todo los servicios básicos, indican lo que en muchas zonas de Venezuela se identifica con la Republica de Somalia que desde 2011 atraviesa una de las peores crisis alimentarias de su historia. Más de 3 millones de personas se encuentran en riesgo de morir por desnutrición y algunas zonas no son accesibles para los organismos de ayuda por la presencia de grupos insurgentes islamistas.
El Fondo para la Paz, desarrolló hace años el Índice de Fragilidad de los Estados, compuesto por cuatro grupos de indicadores: cohesión, políticos, económicos y sociales. Para 2017 Venezuela tiene un puntaje de 82,9 el peor de su historia y el segundo peor del continente americano, sólo superada por Guatemala.
La incapacidad, debilidad de Venezuela, incluyendo sus fuerzas armadas, no la hace una opción para el uso de las opciones militares: La invasión o guerra asimétrica.
En Venezuela tenemos que organizaciones criminales han penetrado o colonizado importantes instituciones del país. Las opciones militares estarían dirigidas a esas organizaciones y no al estado de Venezuela. La instauración de una dictadura cívico militar por medio de una fraudulenta asamblea constituyente cubana, provoco de inmediato el desconocimiento a sus actos y decisiones, por la comunidad internacional.
Hay que observa la precariedad de las finanzas de la dictadura de Maduro por la corrupción de su gobierno, y por otro lado la formidable organización de la Oposición Democrática que se demostró con el plebiscito del 16 de julio (día de la Virgen del Carmen), hacen que el uso de las opciones del poder blando de los países democráticos sean suficientemente eficientes para buscar una salida civilizada.
Hay que buscar la salida con diálogos y acuerdos y formar un nuevo gobierno de transición para resolver la crisis humanitaria que agobia a la población del país.
A Maduro y a sus compinches no le quedará otra opción que negociar un adelanto de elecciones generales, limpias, competitivas y con observación internacional. Es su opción racional y eficiente. No llegar a cuerdos es como declarar la guerra sin cuartel.
En caso de jugar irracionalmente, como lo hizo con la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente cubana, la opción militar seguramente surgirá de sus propias filas, apoyado por un pueblo hambriento, rabioso y humillado por el empobrecimiento y falta de oportunidades. Un país en miseria sobre las reservas petroleras más grandes del mundo no deja de ser una contradicción inaceptable que la faja del Orinoco sea ahora una ciénaga mal oliente por la corrupción e incapacidad de explotación y producción del estado fallido.
En cada estado y municipio de Venezuela existen bandas del crimen organizado que controlan las zonas mas pobre y desasistidas del país a través del tráfico de armas, drogas, contrabando de combustible, personas, minerales, alimentos, medicinas y productos de uso del hogar. Bandas del crimen organizado son mafias reconocidas por el gobierno dictatorial que secuestran, controlan el tráfico de drogas y dominan un mercado de armas superior al de las fuerzas que las combaten. Es un Juego macabro de Policías y Ladrones.
Así de las cosas.