Haber trabajado junto a Alfredo Ramos durante tantos años será siempre uno de los mayores privilegios de mi carrera política, porque es un auténtico líder social que lucha a tiempo completo por la democracia con transparencia, honestidad y mucha gallardía. Como alcalde de Iribarren ha sido promotor de una visión de ciudad institucional gerenciando responsablemente el municipio en medio de la peor crisis de la historia del país. Y como dirigente político se ha puesto siempre al frente de la lucha por la libertad y el bienestar de la gente, estando a la vanguardia de las aspiraciones de cambio de la mayoría y de la resistencia popular que hoy se libra contra la tiranía más atroz. Todo esto le trajo como consecuencia convertirse en el nuevo preso político del régimen, un trofeo de una dictadura que se disfraza de izquierda mientras ejerce un fascismo nunca antes visto en nuestra historia.
La excusa fue el supuesto desacato de una medida cautelar de un amparo en su contra. El TSJ le ordenó reprimir a su pueblo, y claro que lo desacató, asumiendo además el riesgo de convocar y liderar las protestas en varios lugares del estado Lara, la región más reprimida por parte de la dictadura con la mayor cifra de asesinados. No hubo acusación penal de ningún tipo, no hubo delito alguno, pero la Sala Constitucional golpista, la misma que desconoció a la Asamblea y al Ministerio Público, lo mandó a meter preso por más de un año declarando la ausencia absoluta de su cargo para que el oficialismo pudiera asaltar la Alcaldía como piratas desconociendo la voluntad de los barquisimetanos. Pero Alfredo no iba a huir ni se iba a esconder. Los esperó estoicamente en su despacho rodeado de trabajadores y seguidores que lo acompañaron hasta que la policía política con armas largas irrumpió a la fuerza para llevárselo hasta la sede del Sebin en el Helicoide donde se encuentra todavía sin acceso a sus abogados. “Libertad” fue su última palabra, y su eco todavía retumba.
Alfredo seguirá siendo para la gente el alcalde de Barquisimeto a pesar del despojo sufrido por la fuerza. Todos los que colaboren con esta usurpación cometen delitos contra la soberanía popular. Pero a estas alturas y en estas circunstancias lo importante ya no es una alcaldía. Nada es más importante que rescatar la democracia para generar el cambio de gobierno que requerimos y la inmensa mayoría reclama. Por eso Alfredo privilegió la lucha a su propia parcela y su propia comodidad, sirviendo de ejemplo y honrando el sacrificio que ha dado el pueblo más llano. La dictadura metió preso a un alcalde, pero de ahí saldrá un líder nacional de la talla que reclama el momento histórico. Su lucha y sacrificio no serán en vano, por lo que pido a todos los barquisimetanos no decaer y seguir resistiendo unidos.
Queda claro que Maduro es un dictador, militarista además, que ahora tiene en su haber la persecución política contra un verdadero líder sindical de arraigo popular como es Alfredo Ramos. Lo que le pase será su responsabilidad, mucho más sabiendo que está teniendo crisis severa de hipertensión producto de la mala alimentación y falta de sueño por las condiciones infrahumanas en la que se encuentra. Por eso, a un mes de su injusto secuestro, exigimos su liberación y restitución como alcalde legítimo de Iribarren.
JOSÉ IGNACIO GUÉDEZ
Secretario General Nacional de La Causa R
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