En nuestro presente mundo convulsionado algunos académicos han valorado que la tolerancia no es más que una “pequeña virtud” que agrede la dignidad humana para convivir con la exclusión y la injusticia. En nuestra realidad venezolana la situación se complica ante el difícil intento o ensayo de materializar una Sociedad Civil como sociedad plural y democrática. Cuando constatamos que el poder político, económico, religioso (…) es capitalizado por unos pocos creando una gran desigualdad entre la población.
Como se puede apreciar, el concepto de tolerancia en este complejo escenario nacional no está libre de grandes sospechas e interpretaciones. Es necesario recordar que tolerar la injusticia es, de hecho, una injusticia. Si toleramos aquello que consideramos errado o ilógico porque una supuesta mayoría que tiene el Poder fraudulento se impone sobre una mayoría palpable empobrecida y sometida por la fuerza de armas y verbo de la demagogia.
Hablar de tolerancia y diálogo cuando no hay justicia y correlación de fuerzas es una falacia. Hoy más que nunca es evidente que la tolerancia requiera de la mediación de la justicia si queremos restablecer la reciprocidad y el reconocimiento legitimo en nuestra sociedad. Apreciaciones de filósofos y teólogos de hoy en día.
Hoy en día la crisis económica y social que envuelve la ambición política por el poder de unos contra otros sin medir extremos es la causa principal de convivencia de la población venezolana que no consigue una salida segura sin pasar por peajes de controles que lleva implícito el soborno, chantaje y la corrupción administrativa de la función pública. Por ejemplo; la inflación, la devaluación del bolívar y la escasez generalizada, etc. no es consecuencia directa de comerciantes e industriales inescrupulosos que a propósito induce desesperanza, pobreza al ciudadano tal cual como el gobierno dictatorial de Maduro ahora quiere presentar, cosa totalmente alejada de la realidad; sino que la inflación, devaluación, escasez, bachaqueo, especulación son distorsiones económicas generadas por caprichosas políticas del gobierno de mantener el control de cambio y de precios de mercancías básicas que consume la población desempleada, enferma y empobrecida del país.
La ley de la Oferta y la Demanda es el principio básico sobre el que se basa una economía de mercado. Este principio refleja la relación que existe entre la demanda de un producto y la cantidad ofrecida de ese producto teniendo en cuenta el precio al que se vende el producto.
Hoy Venezuela no produce nada en el campo agrícola y mucho menos en la industria pesada, ni tampoco puede importar nada porque no HAY dólares americanos, las reservas internacionales están mermadas. Todos los ingresos petroleros durante más de tres lustros se lo robaron o los depositaron en bancos de paraísos ocultos y despilfarraron a manos llenas con donativos y deudas impagables a países como CUBA, Nicaragua, Bolivia, etc. y una solidaridad enfermiza con el CARICOM para comprar votos diplomáticos y así exhibir un supuesto liderazgo internacional que hoy luce oscuro y antidemocrática en el ámbito mundial.
Venezuela hoy es el país más pobre y miserable del mundo, inseguro sin respeto a los DDHH, y con la inflación más grande del planeta. Nadie quiere negociar ni conceder préstamos al gobierno de Maduro porque su gobierno es una dictadura militar con presos políticos y sin separación de los poderes públicos. Un gobierno totalitario y sometido a la dictadura de Cuba.
El gobierno moribundo de Maduro trata ahora mismo de atacar las consecuencias (mercado negro del dólar americano, inflación, escasez, crisis humanitaria, etc.) de estas políticas erradas y responsabilizar al sector privado de estas prácticas, cuando en realidad, estas situaciones han sido generadas por distorsiones de prolongados controles de cambio y precios y un modelo económico equivocado, verdaderas causas del problema. Controles de cambio y precios que durante 14 años han distorsionado toda la economía del país.
Ante estos escenarios de inflación galopante y persistente como la que hemos vivido durante 2014, 2015 y de hiperinflación en 2016 y 2017, se estima que ocurra un mayor efecto transferencia de la devaluación antes que finalice el año 2017. El gobierno siempre justifica que el dólar paralelo que cada día se dispara más que rompe la barrera de 20000 bolívares por cada dólar, según Maduro por el imperio o por mafias colombianas, cuando la verdad del asunto es por culpa del gobierno en combinación de negocios sucios del régimen cívico-militar-cubano que aun manejan con el BCV cientos de millones de dólares preferenciales a 10 bolívares solo para importar alimentos y medicinas prioritarios para la población, y la realidad o verdad verdadera es el GRAN NEGOCIO que tiene el gobierno de Maduro con la importación y distribución de las cajas de los Claps que jefatura el expolicia, Fredy Bernal con bandas de colectivos-bachaqueros para someter sin escrúpulos a la enferma, débil y secuestrada población venezolana.
Con este régimen militarcomunista deshumanizado no hay vida posible, pero un día ya no estará, será sustituido súbitamente entre sus pares por ambición y conflictos por el poder y la riqueza fácil. “Dios, tarda pero no olvida”.
Estudios demuestran que la desigualdad socioeconómica que hay en Venezuela es difícil de describir ante la crisis humanitaria que vive la empobrecida población, y en la medida en que desciende en la escala social es mayor el deterioro económico per cápita. De un décimo de la población que ha aumentado su riqueza con este gobierno corrupto y, más de 80% en constante deterioro, y con un empobrecimiento que se afinca más en los que menos tenían antes de llegar los golpistas del actual gobierno dictatorial.
Más pronto que tarde con el esfuerzo de todos los ciudadanos y la ayuda internacional vamos a restablecer la Democracia con plena libertad de expresión y libre tránsito, separación de poderes, sin presos políticos, respeto a los DDHH, seguridad jurídica, garantía a la propiedad privada y libre mercado para enrumbar de nuevo a la Nación hacia la prosperidad y a la convivencia nacional.
Así de las cosas.