El problema está en que la oposición unitaria y democrática, no da muestras de unidad y democracia. Vale decir, no es escuela de civismo.
Nada nuevo bajo el sol, media una gran distancia entre el plebiscito del 16-J que, con todas sus fallas, se supo dirigido por sendos rectores de las universidades, y la consulta de la MUD de ahora. Cierto es que, por un caso como el de Aragua, no se puede jugar al resto, pero ese resto fue un proceso también traumático que le hizo el juego a los rusos que, no está de más redundar, juegan.
El primer trauma, es la decisión de incursionar en las regionales, unilateralmente adoptada por los cuatro principales partidos; el segundo, la ninguna diferencia entre ellas y los eventos oficialistas que tapa muy bien la propaganda del Estado; el tercero que, por ejemplo, ayer fue celebrado Ismael García en PJ y, a esta hora, detestado; el cuarto que debe ser el primero, el hundimiento económico y social del país en unas elecciones que no actualizan el drama. Y el quinto, el famoso dialogo.
Nadie dice que no se debe hablar, pero siempre hay gallo tapado (Manuel Rosales reveló algo más que un conversatorio previo al fraude constituyente). Unos viajan a París, después, el Palais de l’Élysée avisa de un diálogo, mientras acá rápidamente lo desmienten: ¿Nos sorprenderá de nuevo Santo Domingo?
La consigna debe ser una, por más vulgar que parezca: ¡Orden en la pea! Por ello, la coherencia constituye todo un capital político que caracteriza a quienes no concurrieron a las regionales y, en lugar de quedarse en casa, se muestran tan persevrantes.
@SosolaGuido