Que me perdonen tirapiedras y masoquistas pero es incoherente aterrizar en la República Dominicana volando jet privado de veinte millones de dólares… y al tiempo representando una población que está pasando las de Caín, llegando al caso de que algunos compatriotas se ven obligados a buscar alimentos en las basuras, otros están desempleados, urgidos a abandonar el territorio patrio para ir al extranjero a sobrevivir desempeñándose “en lo que sea”, valga decir puta, limpia pocetas o mesero.
Doña Violeta Chamorro, para quienes no tienen Wikipedia, la candidata que ganando una elección en 1990 sacó del poder a los sandinistas, estuvo dialogando por años con Daniel Ortega hasta llegar a un acuerdo que aceptado por las partes, incluyendo en esta categoría al Presidente de USA, logró que Ortega respetara los resultados electorales pero a cambio de que le permitieran mantener bajo su control el ejército y la policía que aún se llaman sandinistas… doña Violeta dialogó, negoció y triunfó pero nunca fue incoherente.
La señora Chamorro representaba en ese entonces a la clase media nicaragüense, empobrecida tras once años de comunismo revolucionario y sandinista que equivale a bolivariano en nuestro medio. En aras a la coherencia Violeta solía vestir con la sencillez de la clase media alta de su país. Pero eso nunca fue óbice para que entregara sus banderas o se vendiese al enemigo sandinista al que conocía muy bien porque ella estuvo como independiente en la primera Junta de Gobierno tras la huida del sanguinario dictador Somoza.
Tuve oportunidad de conocer a doña Violeta, aquí y allá: Puedo decir que no solo es, afortunadamente sigue viva, una señora auténtica… sino que siempre se preocupó por parecerlo.
Cuando, ayudada por el gobierno de Carlos Andrés Pérez a ganar la difícil elección contra quienes habían triunfado en una guerra contra Somoza pero también llevaban once años robando a diestra y siniestra, abusando del poder, empobreciendo la sociedad nica hasta límites impensables –entonces un vice ministro ganaba diez dólares mensuales porque el Córdoba no valía el papel en el que estaba impreso-… doña Violeta dudaba si la ayuda debía incluir el cambio de su ajuar personal, gasto que sería cancelado por nuestra partida secreta y la ayuda de un grupo económico venezolano.
Para los venezolanos, entonces considerados en el exterior “ricos” merced a los petrodólares, era menester que la candidata luciera como una gran señora lista para ser fotografiada en VOGUE o la HOLA… para doña Violeta dejar sus cotonas por ropas de marca se podía interpretar como una traición al nicaragüense empobrecido cuyo dolor ella representaba y que en ella creían.
¡Doña Violeta por el contrario a los negociadores de la Mud que ahora dialogan en Dominicana, valoraba y mucho la simple coherencia!
¿Acaso pueden ser representados los muertos de las protestas, los pobres obligados a buscar alimentos en la basura, los pequeños comerciantes que han tenido que cerrar sus negocios porque con la hiperinflación se quedaron sin clientes, los millones que han emigrado, los desempleados, los neonatos fallecidos porque fallan los equipos para darles respiración y paro la lista… por los alegres viajeros que finalmente recalaron en la República Dominicana después de pasar semanas negando el diálogo –batieron el record de San Pedro con el Nazareno-… quienes llegaron a Santo Domingo a bordo de sus aviones privados, ultra costosos, cual jeques sauditas, tras haber perdido vergonzosamente elecciones primarias, casos de Luís Florido y Manuel Rosales, sin ningún aval como negociadores, salvo la representación de los intereses de sus jefes partidistas, de sus financistas o de ellos mismos?
Diría que el diálogo comienza con mal pie pero eso sería avalar una mentira: Los diálogos duran mucho tiempo aunque eso les disguste a los cultores de las inmediateces -Sudáfrica que se llevó un lustro fue el más corto- sin embargo en nuestra Venezuela son eternos y se llevan a cabo por etapas, como el Tour galo. Ya veremos.
Y si el símil es el ciclismo: Las anteriores metas se las llevó el gobierno cuyos representantes más que elaborar frases bolsas pero juzgadas “ingeniosas” por los medios complacientes… logran ganar tiempo que es lo que busca el equipo de Chávez y el de Maduro. Esta meta también se la lleva el equipo capitaneado por un alcalde que ha sido el peor de Caracas pero que juega al gato y el ratón con sus contrapartes opositoras.
Ganar tiempo es la orden y de sobra lo ha ganado el oficialismo… pero no por ello deben salir mal parados los dialogantes de la Mud… si los negocios a la sombra de los gobiernos bolivarianos le han permitido a ciertos opositores adquirir avionetas de veinte millones de dólares o el equivalente en rupias… ¿por qué no exigirle al Presidente cuotas de negociados que al menos les permitan seguir manteniendo el estatus a nuestros sufridos representantes?
Para los ingenuos que no ven la viga en ojos de sus directivos y exigen que uno les dé “soluciones”… esta vez convengo en que tienen razón… si los libertarios hubiésemos sido invitados a esta nueva etapa del diálogo… en vez de exigir “condiciones” que solo benefician a los políticos, con o sin razón… como pedir libertad para los compañeros de partido presos y olvidar en la lista de peticiones mejorar las cárceles donde se pudren los presos comunes, los del pueblo, los que no tienen periodista, jefe de estado o simple abogado que los ayude a salir… o pedir un “canal humanitario” que el gobierno jamás va a aceptar y la ONU tampoco votará porque los chavistas con todo y su despelote, con todos sus robos etcétera… no son los nazis de Hitler o los vándalos de Milosevic… aparte que ese “canal” encubre negocios con ciertos fabricantes de medicinas… yo habría propuesto que tanto la Asamblea Nacional como la Asamblea Nacional Constituyente votaran una ley para que en tres meses no quede una sola alcabala en autopistas, carreteras y calles… donde policías y militares matraquean los productores agrícolas…
¡Eso bajaría los precios de las hortalizas y el queso blanco: Sería un buen regalo navideño para nuestro pueblo tan golpeado!