Cuando leemos, lo que escribe Rafael Ramírez Carreño, publicado en Aporrea y Panorama, debemos confesar que con gran dificultad, no por cuestiones físicas, sino por tratar de evitar caer en un estado irrecuperable de insania mental, no nos queda otra opción que decir al menos, lo mínimo necesario.
Por Horacio Medina @unape
Ante semejante sarta de mentiras y manipulaciones, estamos obligados, aun en contra de nuestra voluntad.
Según este “ilustre y edulcorado personaje”, ahora disfrutando su fortuna, mal habida, en la Gran Manzana, protegido por el cargo de Embajador de Venezuela en la ONU: “Lo que ha pasado en PDVSA debe llamarnos a una profunda discusión”.
Título de un artículo que, sin duda, puede sorprender, a quienes no conocen la naturaleza vil de este personaje y que podría haberlos llevado a pensar que se trataba de una posible autocrítica o de una rectificación extemporánea.
Para quienes tenemos clara la naturaleza del referido personaje, nada nos toma por sorpresa, más allá de confirmar que su cinismo, es ilimitado y su desvergüenza, es inconmensurable.
Resulta ser que, Rafael Ramírez Carreño, está sorprendido de la caída brutal de la capacidad de producción.
Increíble que quién por años mintió, de manera descarada e impune, sobre la cifra de producción de crudo de Venezuela y que, mes a mes, era desvelada por las fuentes secundarias de la OPEP y por el racional de cualquier técnico que, manera incuestionable, conoce el término declinación (energética y mecánica) y su contraparte que es la actividad mantenimiento y generación de capacidad de producción, ahora afirme “compungido, extrañado y desconcertado” que:
“Ahora resulta que la producción ha caído casi un millón de barriles desde el año 2014. ¿Cómo puede suceder eso? Nosotros entregamos la dirección de la Empresa en agosto de 2014 con una producción de 3 millones de barriles día y un aporte de divisas del orden de 43 mil millones de dólares. Ahora la situación se ha deteriorado mucho, la caída del precio no justifica el colapso de la producción.”
¡Qué clase de farsante y descarado!
Quienes hemos seguido por años, la actividad en la Industria Petrolera Venezolana, sabemos que Ramírez y sus adláteres, siempre mintieron, maquillaron las cifras, evadieron técnico – operacionales y manipularon las auditorias contables y financieras. Desde hace años no se publican de manera puntual, las cifras de producción por áreas y tipo de crudo y, cuando se publican, se hace con gran retraso.
Ahora Ramírez de nuevo miente, está obligado a hacerlo para evadir su responsabilidad. No duda ni un instante en dejar en medio del ruedo, a su colaborador más cercano, Eulogio Del Pino, en quien trata de centrar la culpa total. Se lo deja solito a los leones. Actúa como el escorpión.
No pretendemos defender, ni exculpar a Del Pino, él aceptó con conocimiento de causa, sostener la mentira por más de ocho años. Pero cuando Ramírez le pasó el mando, no entendió que ya los precios se estaban proyectando en caída libre. Desde allí, la mentira se hacía insostenible y Del Pino, se vio obligado a comenzar el ajuste, en la medida de lo posible, con las cifras reales.
No es cierto que la capacidad de producción se desplomó porque Ramírez dejó a PDVSA y al Ministerio, no. La producción ya venía cayendo, pero se ocultaba la verdad, bajo el manto de los altos precios del crudo. Ramírez es el responsable principal de lo que ha ocurrido en PDVSA, allí estuvo desde 2004 hasta 2014.
Pero, más temprano de lo que Rafael Ramírez se imagina, lo vamos a complacer sobradamente, porque lo ocurrido con PDVSA, no solo amerita una profunda discusión, impone un juicio penal con sanciones inevitables que incluyen cargos por negligencia criminal, corrupción, fraude y negocios ilícitos. Serás complacido y muy pronto.