Es la primera mujer italiana que se ha casado consigo misma, pasando a ser famosa, al menos en este país. Laura Mesi, de 40 años, entrenadora en un gimnasio en Lissone, en la provincia de Monza, en el norte de Italia, invitó a 70 familiares y amigos para una boda tradicional.
Llevó vestido blanco adornado de brillantes Swarovski, velo de tul, se dirigió hacia el celebrante acompañada del brazo por su hermano mientras sonaba la marcha nupcial de Mendelssohn, hubo tarta de tres pisos y, para cumplir con la tradición, tiró también su precioso ramo de flores. No le falto de nada, o mejor dicho, solo faltó un detalle: el novio.
Reseña el diario español ABC que Laura Mesi maduró esta idea hace 2 años, tras una historia de amor que duró 12 y que se concluyó con sufrimiento y desilusión: “Dije a mi familia y amigos que si al cumplir los cuarenta años no había encontrado a mi alma gemela, me casaría sola, conmigo misma. Se puedo vivir una fábula también sin un príncipe azul. Si en el futuro encuentro un hombre con el que proyectar una vida en común, estaré contenta, pero mi felicidad no dependerá de él”, confesó Laura a Repubblica.
La ceremonia de la boda, sin ninguna repercusión legal, obviamente, fue presidida por un amigo, quien se colocó incluso la tradicional banda tricolor –verde, blanco y rojo, como la bandera italiana-, al igual que se hace en el rito civil de las bodas. Laura asegura que sintió una emoción real durante la ceremonia, en la que no podían faltar las promesas: “He prometido amarme para toda la vida y de acoger a todos los hijos que la naturaleza quiera donarme. También mis amigos han sido muy felices, comprendido mi hermano, quien era escéptico al inicio sobre mi idea, pero después ha acabado por conmoverse cuando me ha acompañado”.
Una boda de 10.000 euros
La fiesta se celebró en el restaurante de una casa rural de Vimercate, otro municipio de la provincia de Monza. El coste total para la ceremonia de sus sueños fue de 10.000 euros, incluyendo el vestido y la alianza de oro, que eran dos entrelazadas en un solo anillo. “He pagado todo de mi bolsillo. Hice una pequeña locura. Gracias a los regalos de los 70 invitados he podido cubrir los gastos del banquete nupcial. Me he concedido incluso el viaje de bodas. Al día siguiente de la ceremonia, partí para Marsa Alam (Egipto), siempre sola”, aclaró Laura Mesi.
No ha sido un fácil paseo. Sus parientes y amigos intentaron disuadirla para que no cometiera esa pequeña locura de la boda. Tras superar los inconvenientes, hoy Laura considera que el afrontar esta experiencia ha sido para ella una prueba de madurez: “Con cuarenta años me he sentido bastante fuerte para ser yo misma. Y no he querido aceptar que nadie me pudiera decir cómo debo vivir y qué debo hacer de mi vida”.
Sin esperar a la media naranja
Italia cuenta también con el caso de un hombre que se casó consigo mismo. Se trata de Nello Ruggiero, de 40 años, peluquero de San Antonio Abate (Nápoles). «Estoy convencido de que no podré amar a nadie como me amo a mi mismo», confesó Nello. Para él fue importante dar una alegría a sus padres: «Lo hice sobre todo por mis padres, que son ancianos. Su sueño era que me casara y lo han visto realizado. Se han emocionado y son felices. Saben que estoy contento con mi vida y respetan mi elección». Para adoptar su decisión, Nello Ruggiero da otra razón de tipo social: «Vivimos en una sociedad que te margina a los cuarenta si eres soltero».
Nello y Laura no son casos únicos. Ambos forman parte de un número creciente de personas que se casan consigo mismas, sin esperar a que llegue la persona de sus sueños. Sophie Tanner, de 38 años, fue la primera mujer británica que se casó consigo misma en Brighton, el mayo 2015, haciéndose acompañar del brazo por su padre hasta el altar. Y en Estados Unidos existe una página web, “I Married Me” que, entre otras cosas, vende las alianzas. No esperan a su media naranja, pero, en el fondo, la desean. Así lo confesó Laura Mesi: “Si en el futuro llega, bienvenida la pareja ideal”.