Cristiana, guevarista y con un largo historial de secuestros y ataques petroleros, el ELN, la última guerrilla activa de Colombia, inicia este domingo su primer alto al fuego bilateral en más de medio siglo de lucha armada.
La tregua regirá hasta el 9 de enero. Estos son algunos momentos clave en la trayectoria del Ejército de Liberación Nacional (ELN):
Orígenes
El 4 de julio de 1964 un grupo de sindicalistas, estudiantes y campesinos se lanzó a la aventura guerrillera encabezado por Fabio Vásquez Castaño. Bajo el influjo de la Revolución cubana, y del mítico Ernesto ‘Che’ Guevara, nacía el ELN.
Seis meses después realiza su primera acción militar: la toma de Simacota, un pueblo del noreste de Colombia, donde mata a cinco uniformados.
En 1965 se une a sus filas el cura colombiano Camilo Torres (1929-1966), quien murió cuatro meses después en uno de sus primeros combates.
Camilo es el pionero de la confluencia del catolicismo y marxismo en la lucha rebelde, dijo a la AFP el politólogo Darío Villamizar, autor de “Las guerrillas de Colombia”.
Además de Camilo, se sumaron tres sacerdotes españoles, uno de los cuales, Manuel Pérez (1943-1998), llegó a comandar la organización.
Exponentes de la Teología de la Liberación, corriente que reivindica la lucha a favor de los pobres, estos religiosos marcaron una influencia que continúa hasta hoy. El cese al fuego será verificado por la ONU y la Iglesia católica.
Bautizo de sangre
El ejército lanzó entre agosto y octubre de 1973 la operación Anorí contra el ELN.
Manuel y Antonio Vásquez Castaño, hermanos del líder y fundador, mueren junto con decenas de rebeldes. Fabio Castaño, un líder implacable que ordena purgas, es despojado del mando y se refugia en Cuba.
Esa derrota es “un golpe de realidad”, pero a partir de allí la guerrilla asume que no puede ser aniquilada, expresó a la AFP el politólogo y experto en el ELN, Víctor De Currea-Lugo.
La Revolución cubana, Camilo Torres y Anorí “son los tres sellos históricos del ELN”, agrega.
Reestructuración
Los sacerdotes españoles lideran la reestructuración de la guerrilla, que resurge con fuerza.
En 1983 se nombra una nueva dirección encabezada por Manuel Pérez, y al año siguiente el ELN ataca por primera vez el oleoducto Caño Limón Coveñas.
El grupo guevarista, que desde entonces aboga por la nacionalización de los recursos naturales, obtiene importantes recursos de la extorsión a trasnacionales, el secuestro de civiles, incluidos extranjeros, y más adelante de los narcocultivos.
Nicolás Rodríguez Bautista, “Gabino”, quien ingresó al ELN a los 14 años, pasa a encabezar el ELN tras la muerte por causas naturales del cura Pérez en 1998.
Golpes y perdones
En octubre de 1989 el ELN asesina a monseñor Jesús Jaramillo en el petrolero departamento de Arauca, acusándolo de colaborar con los militares.
Fue un “error”, admitiría años después Pablo Beltrán, jefe negociador de la guerrilla.
No sería su único ‘mea culpa’. Setenta humildes pobladores mueren por la voladura de un oleoducto en Machuca (Antioquia) en 1998, en una acción que el ELN consideró un daño colateral.
En 1999 secuestra un avión de Avianca con 46 pasajeros y, en otra espectacular acción, se lleva a unos 200 feligreses de la iglesia La María, cerca de la ciudad de Cali.
Los rehenes son liberados paulatinamente, varios de ellos tras el pago de rescates. La ONG País Libre calcula que hasta 130 secuestrados han desaparecido en manos del ELN.
Intentos de paz
El ELN, las FARC y el EPL, agrupados en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolivar, intentan negociar la paz con el gobierno de César Gaviria (1990-94).
El diálogo en Caracas y Tlaxcala (México) no prosperó. Ya por separado, el ELN sostuvo fallidas conversaciones con los gobiernos de Ernesto Samper (1994-98), Andrés Pastrana (1998-2002) y Álvaro Uribe (2002-2010).
En 2014 inició acercamientos secretos con el gobierno de Juan Manuel Santos, sucesor de Uribe, pero solo hasta el 2 de febrero se comprometió formalmente en un proceso de paz que se cumple en Quito.
“Nunca antes hubo ni una mesa formal ni una tregua bilateral”, destaca De Currea-Lugo. AFP