Leocenis García
Murray N. Rothboard decía que ‹‹La inflación es un medio poderoso y sutil que el gobierno dispone para apropiarse del dinero público; procedimiento cuyo efecto no se advierte inmediatamente y, por eso, no determina reacción dolorosa››.
La historia de la humanidad está hecha sobre la base del tributo y el sacrificio. Curiosamente todos los altares tribales que levantaron los brujos y déspotas desde tiempos innumerables estaban destinados al sacrificio del hombre. Y la inflación es el más de los escandalosos altares ideados para sacrificar al hombre productivo.
Los colectivistas, siempre hábiles en el engaño, dicen que la inflación es la <
Los estatistas han conseguido en la inflación una forma de recaudar impuestos sin ninguna legislación. Así, logran su principal objetivo, destruir el capitalismo, porque de alguna manera la inflación les permite confiscar, en silencio (mientras responsabilizan a los empresarios) una parte de la riqueza de los ciudadanos.
Todos los gobiernos saben que los controles de precios combinados con una expansión monetaria, crean inflación y corrupción. Sin embargo, todos los gobiernos populistas toman estas medidas porque mientras los ciudadanos se convierten en hordas hambrientas, ellos se benefician del hambre. Los dioses tribales se fortalecían con la sangre del pueblo en los altares de los chamanes. El Estado se fortalece del hambre de la gente en el altar de la inflación.
El Estado es el primero en usar el dinero producto de la expansión monetaria, porque literalmente es dinero <
Les pondré un ejemplo de cómo opera esta conspiración de los gobiernos contra los ciudadanos. En Argentina en el año 2011, durante el gobierno de Cristina Kirchner, el Banco Central incrementó la base monetaria del país un 38% y el P.I.B creció 8.9. Si restamos el crecimiento del P.I.B, ese año (2011) se creó de la nada, mágicamente, un 29% más de dinero para adquirir los mismos bienes y servicios que antes. Lo pongo más claro: si en 2010 había 10 Mercedes Benz y había 500 mil pesos para ir por esos carros, en 2011 estaban los mismos 10 Mercedes Benz, pero ahora había unos 2 millones de pesos más para los mismos autos. Lo de los pesos es un ejemplo , pudieran ser bolívares, yuanes, o la moneda que usted quiera.
Por esa demanda (más billetes, y más gente con billetes) para una oferta fija (los Mercedes), se produce en el mediano plazo un aumento de precios, son los mismos carros buscados ahora por más billetes. Entonces el dinero pierde su valor para poder adquirir lo mismo que antes, porque la oferta de servicios y de bienes no cambia, por lo tanto, sube el precio. No creo deba explicar que si usted imprime muchos billetes en poco tiempo valen nada.
Lo que realmente hace ese dinero extra, es diluir el valor del dinero existente para acomodarlo al valor de la riqueza real.
Alguno pudiera preguntar ¿Cuál es la ventaja de aumentar la cantidad de dinero si en el mediano y largo plazo el valor del dinero baja y el precio de los bienes y servicios no aumentan hasta que se equiparen? Y acá, esta mi respuesta: ese 29% de dinero generado mágicamente en 2011 en Argentina, no se desvalorizó inmediatamente. Pierde el valor a medida que se va usando en la economía para comprar más bienes y servicios.
Y en este punto alguien pudiera decir, “ajá vale, pero no veo al Estado”. Y mi respuesta es que el Estado es el primer usuario de este dinero creado de la nada, inorgánico, dicen los economistas. Puede usarlo antes de que esta masa de billetes pierda valor y sea dinero basura. Lo utiliza para pagar sus deudas, sobre todo para mantener sus redes clientelares, programas populistas que dan bolsas de comida que resuelven el hambre unos días pero no la que dura años; también lo usan para obras públicas, para los sueldos de los políticos, asesores y todo tipo de vividores del Estado.
Todos ellos van utilizando el dinero para pagar sus propias redes clientelares, sus propios empleados, su estructura. Y así como un enorme círculo vicioso, etapa tras etapa, el dinero creado de la nada se distribuye de a poco en toda la economía. Y como los precios suben, las personas piden aumentos para poder vivir, y los empresarios suben los precios para mantener su ganancia y es aquí cuando el Estado que ha creado esta situación entra, congela los precios, y agrava el problema.
Aquí otro pudiera levantar la voz y decirme: ¡pero eso es una irresponsabilidad! Y aquí nuevamente mi respuesta es: Sí. Es como ver la casa ardiendo y echarle gasolina. El ejemplo más clásico de un irresponsable gobernante fue Nerón, que tocaba la lira mientras Roma ardía en llamas.
Esto es exactamente lo que hacen los gobernantes, bailan cumbia, hacen discursos conmovedores sobre los pobres en la ONU, pero a la par continúan su camino para acabar la pobreza. Éste consiste literalmente en acabar con los pobres, matándolos de hambre.
Los gobiernos pueden crear la inflación expandiendo la base monetaria de tres formas; la emisión de deuda que además de devaluar la moneda nacional por el importe del préstamo, el Estado debe aumentar la recaudación de impuestos para pagar su deuda; la impresión de billetes sin respaldo, cosa que hicieron Venezuela y Zimbabue, en el caso del primero una lata de sardinas llegó a costar un millón de bolívares y en Zimbabue una onza de pan costaba un millón de dólares de ese pan.
Y la tercera forma es disminución del encaje bancario, o para que me lo entiendan más sencillo, los bancos pueden prestar más dinero del que tienen en sus depósitos.
El problema de la inflación es que mientras el Estado obtiene un beneficio, las personas comunes que no pueden subir sus ingresos en la misma medida que la inflación, aunque hayan recibido algún aumento, si es menor que la inflación (cosa que es así pues la inflación sube cada día) terminan pagando más impuestos que antes en relación a sus ingresos. Ciertamente un impuesto encubierto.
Las empresas pierden primero porque tratarán de subir precios, pero como la inflación en gobiernos excesivamente estatistas es impredecible no pueden hacer un ajuste por inflación en los balances. Si una empresa compra materias primas en 1.000 dólares y demora un mes en armar el producto y venderlo, suponiendo que lo venda a 1.400 dólares, debe pagar impuesto sobre los 400 de ganancia, pero suponiendo una inflación de 29%, como es el ejemplo inicial, entonces disminuye su ganancia.
El otro escenario es un gobierno congelando precios. Ahí surge el mercado negro, escasean los productos y la inflación se multiplica por 100.
Como ven, los dos principales activos del libre mercado, es decir el ciudadano y el empresario, pierden, solo gana el Estado. El dinero generado de la nada en la expansión monetaria, se usa de dos maneras para beneficio del Estado. Se hacen los pagos urgentes de la deuda del Estado en moneda nacional. Y si las deudas tienen un interés no atado a la inflación (bonos), los pagos futuros se harán con dinero que ya perdió parte de su valor, o sea, a pesar de recaudar parte de su valor, de recaudar más, va pagando cada vez menos.
Como saben he vivido una persecución increíble durante la dictadura chavista en Venezuela. Pero cuando terminé aborreciéndolos, fue el día que el partido del gobierno, decidió empujarnos a todos al sitio donde yo había luchado tantos años por salir: La pobreza.
La pobreza no tiene nada de atractiva. Es horrible y cruel. Cuando en 2004, Hugo Chávez dijo que ser rico era malo, entendí el antónimo de semejante a rmación, para él, ser pobre era bueno. Solo quienes hemos vivido materialmente la pobreza, sabemos que no es buena.
Pero como se comprende, un populista es básicamente un traficante de la miseria. Debe crearla. Mantenerla. Para ello debe convertir los países en favelas.