Cataluña: ¿Para los radicales primero es la independencia y luego la revolución?

Cataluña: ¿Para los radicales primero es la independencia y luego la revolución?

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La CUP es la facción más ultraizquierdista del independentismo catalán. Admiradora del castrismo y vinculada con el chavismo, quiere utilizar la Declaración Unilateral de Independencia en Cataluña para emprender acciones de corte revolucionario contra el sistema democrático español.





Antonio José Chinchetru / ALnavío 

Los separatistas de ultraizquierda están divididos ante la estrategia a seguir en el corto plazo. Un sector minoritario de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) es partidario de que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (del derechista Partido Demócrata Europeo Catalán, PDeCAT), y el resto de sus socios opten por limitar los términos de la previsible Declaración Unilateral de Independencia (DUI). Desea que esta no tenga pretensión de ser efectiva de forma inmediata, sino que se presente como el punto de partida de un proceso que culminaría a más largo plazo. Otras facciones de la CUP, las mayoritarias, son partidarias de la DUI como un modo de encender la chispa de la revolución.

Fuentes parlamentarias catalanas consultadas por ALnavío explican que en el seno de la CUP los más contrarios a la DUI son en este momento sus estrategas políticos, que representan irónicamente al sector más independentista del partido. El motivo de esta aparente contradicción es que este sector comparte la idea de otros secesionistas de que una Declaración Unilateral de Independencia no tendría efectos jurídicos reales y que tan sólo lograría empeorar todavía más la imagen del independentismo, que ya está muy dañada por los últimos acontecimientos.

Estos sectores, además, son conscientes de que el escenario en Cataluña es el menos propicio a la consecución de los objetivos independentistas. Priorizan la secesión sobre la destrucción del sistema capitalista y la democracia parlamentaria de corte occidental. En su análisis, lo más conveniente para lograr la ruptura real con España es prolongar en el tiempo la situación de tensión para forzar al gobierno de Mariano Rajoy a una negociación que, con la intervención de mediadores internacionales, conduzca a una independencia pactada. Sólo a partir de ese momento, consideran, tendrían que poner en marcha los esfuerzos para intentar lograr la meta revolucionaria.

Los más firmes partidarios de la DUI en el seno de la CUP son los sectores más profundamente radicales en la concepción política anticapitalista y de rechazo a la democracia liberal que caracteriza al partido. Son quienes priorizan la puesta en marcha de una revolución de ultraizquierda por encima de la separación de Cataluña del resto de España. Ellos esperan que una Declaración Unilateral de Independencia genere un clima de inestabilidad que favorezca ese objetivo.

Toma física de la infraestructura de transportes

Desde la CUP se han hecho llamamientos a forzar la independencia mediante la toma física de infraestructuras de transportes como puertos, aeropuertos y estaciones de ferrocarriles. La diputada autonómica Eulàlia Reguant decía la semana pasada, en una entrevista publicada por el diario independentista NacióDigital: “El control efectivo del territorio es clave en este proceso y es el punto en el que hemos de trabajar”. La parlamentaria hablaba en esa ocasión de una toma paulatina de los “sectores estratégicos en manos del Estado”.

Los más radicales estarían, según las fuentes, dispuestos a actuar. Los objetivos no serían el Aeropuerto de Barcelona-El Prat (el más importante de Cataluña) ni el Aeropuerto de Girona-Costa Brava, con un gran tráfico debido a que es una de las grandes bases de la irlandesa Ryanair en la Península Ibérica. Las fuentes políticas catalanas consultadas por ALnavío descartan además que traten de actuar contra las grandes estaciones de ferrocarriles de largo recorrido, como las de Barcelona, o el puerto de la capital catalana. Todas esas instalaciones están fuertemente protegidas y en ellas la posibilidad de éxito es inexistente. Por ello optarían por tomar el control, usando la violencia si es necesario, de estaciones de ferrocarriles o puertos de ciudades pequeñas o de pueblos.

En previsión de las posibles acciones revolucionarias contra las grandes infraestructuras, el Gobierno ha reforzado la seguridad de las más importantes. Por ejemplo, se ha acantonado al menos a 150 miembros del Grupo de Acción Rápida (GAR), una unidad de élite de la Guardia Civil, en el Aeropuerto de Barcelona-El Prat.

El portavoz de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados español, Juan Carlos Girauta, ha expresado a ALnavío su convicción de que la CUP va a actuar como señalan las otras fuentes. “El independentismo lleva años diciendo que lo va a hacer, está en los documentos de la Asamblea Nacional Catalana (ANC)”. Esta última es una organización independentista que ha jugado un papel muy activo en la movilización secesionista. Entre los documentos de la ANC figura, por ejemplo, uno de febrero de 2014 donde dice que el “ejercicio de soberanía” para forzar el reconocimiento internacional incluye “elementos como el control de las grandes infraestructuras y fronteras –puertos, aeropuertos…–, la seguridad pública, las comunicaciones, etcétera”.

Anticapitalismo y expansionismo catalanista

La CUP aglutina en su seno diferentes organizaciones anarquistas y comunistas. Una de ellas es Poble Lliure (Pueblo Libre), considerara heredera del brazo político del grupo terrorista Terra Lliure. Esta banda criminal cometió en los años 80 de la década pasada cerca de 200 atentados, dejando un saldo de cinco víctimas mortales y decenas de heridos. Profundamente anticapitalista, la Candidatura de Unidad Popular defiende la nacionalización de la banca, junto a la “colectivización de la propiedad privada” y “el cooperativismo como forma de economía social al servicio de los intereses populares”. Es contraria a la Unión Europea y propugna el impago de la deuda pública.

Sus miembros son partidarios de una república socialista que incluya la totalidad de lo que llaman los ‘Países Catalanes’. En su página web dicen que el partido “trabaja por un país independiente, socialista, ecológicamente sostenible, territorialmente equilibrado y desligado de las formas de dominación patriarcal”. En ese mismo sitio de internet definen como parte de los “derechos políticos del pueblo catalán” el “acceso a la independencia” y “la defensa de la unidad y la territorialidad del conjunto de los Países Catalanes”. Dentro de estos incluyen la totalidad de la Comunidad de Valencia y Baleares, junto a la zona oriental de Aragón y una pequeña porción de la Región de Murcia (todo ello en España), el Principado de Andorra, el Rosellón (departamento francés de los Pirineos Orientales) y la ciudad de Alguer (en el norte de la isla italiana de Cerdeña).

Odio al turismo

La CUP ha sido especialmente activa en el fomento del discurso de odio al turismo que se ha extendido en Cataluña durante los últimos años. De hecho, han llegado a defender como “acciones simbólicas” el ataque violento a un autobús lleno de visitantes extranjeros en Barcelona y los daños a bicicletas de alquiler, muy usadas por los turistas, en la misma ciudad. Estas acciones fueron obra de Arran, organización juvenil no integrada en el partido anticapitalista pero muy vinculada a él.

Los componentes de Arran están considerados como los ‘cachorros’ de la CUP. De hecho, algunos de ellos han formado parte de las listas electorales del partido ultraizquierdista. Ambos grupos comparten la defensa del socialismo más extremo y la idea de una república que abarque la totalidad de los denominados por ellos ‘Países Catalanes’.

La organización juvenil es la rama más violenta del actual movimiento independentista catalán. También han ocupado la sede del Partido Popular en Barcelona y han protagonizado otros actos vandálicos contra bancos y contra locales del PP y Ciudadanos. En la manifestación independentista del 11 de septiembre de este año alcanzaron un gran protagonismo al quemar banderas de España, Francia y la Unión Europea.

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