Los venezolanos elegirán el domingo a 23 gobernadores, en una votación que mostrará si la oposición retiene el respaldo de muchos ciudadanos desanimados por el cese de las protestas contra el gobierno, que invadieron las calles por cuatro meses.
Las elecciones serán una nueva medición de fuerza en el polarizado país, pero pase lo que pase el chavismo seguirá controlando los bastiones clave del poder, según analistas.
La oposición buscará aprovechar la caída de la popularidad del presidente Nicolás Maduro, en medio de una crisis económica, para arrebatarle al gobernante Partido Socialista (PSUV) algunos de los 20 estados que controla, en comicios para los cuales casi 20 millones de venezolanos están habilitados para votar.
“No sólo tenemos que salir a votar para darle directo en el hígado a una dictadura que tiene a nuestro pueblo pasando hambre, sino que además tenemos que ganar para tener 23 ‘cabezas de playa’ para mantener la lucha de calle”, dijo el diputado opositor Juan Requesens en una entrevista televisiva.
Desafiando las críticas y exhortos de gran parte de la comunidad internacional, el oficialismo en Venezuela instaló en agosto una asamblea constituyente dominada por seguidores de Maduro con atribuciones sobre los otros poderes públicos.
Los gobiernos de los estados también tienen cada vez menos prerrogativas y sus presupuestos han ido perdiendo valor por la galopante inflación, una de las más elevadas del planeta.
Maduro, cuya popularidad se recuperó en septiembre a un 23,2 por ciento tras tocar mínimos del 17,4 por ciento en julio, dice que la inflación, recesión y escasez es producto de una “guerra económica” de la oposición para desbancarlo.
La fuerte ola de protestas antigubernamentales se extendió de abril hasta julio. Los manifestantes exigían el adelanto de elecciones presidenciales previstas para el 2018, la liberación de cientos de “presos políticos” y ayuda humanitaria para aliviar la escasez de alimentos y medicinas.
En medio de estas protestas, 125 venezolanos murieron.
El difícil panorama de Venezuela se ha agravado con sanciones financieras desde Estados Unidos, que le ponen más trabas a la hora de adquirir préstamos y pagar sus compromisos internacionales en momentos en que precisa de liquidez.
“Este domingo el pueblo de Venezuela va a ir a votar por la paz y le va a decir a Donald Trump, con cada voto, ‘no te metas en los asuntos internos de Venezuela, que los asuntos internos de Venezuela los resolvemos los venezolanos'”, dijo Maduro.
Absentismo, fraude y prohibiciones
Un 44,7 por ciento de los votantes sufragaría el domingo por los candidatos de la oposición, mientras que un 21,1 lo haría por los del chavismo, según una reciente encuesta de la firma local Datanálisis.
Pero un acercamiento de la oposición con el Gobierno para iniciar un diálogo en República Dominicana en busca de limar asperezas, incomodó a detractores de Maduro que adelantaron que no irán a votar para “castigar” a su dirigencia.
“En las últimas encuestas, el nivel de abstención reportado es mucho más elevado que el usual”, opinó el analista político Luis Vicente León. “A medida que aumentan los índices de abstención, la oposición pierde fuerza electoral, se reduce su ventaja y aumentan las probabilidades de que el chavismo se cuele en zonas donde no representa la mayoría”.
Además, observadores electorales han dicho que los resultados podrían verse alterados por maniobras preelectorales.
Al menos 16 alcaldes opositores -potenciales candidatos para las regionales- fueron detenidos durante los meses de protestas y la justicia inhabilitó a políticos de alto perfil para postularse, como el excandidato presidencial Henrique Capriles.
Aunado a ello, en siete de las 23 gobernaciones la oposición no tendrá candidato por fallos judiciales y la prohibición del árbitro electoral para que puedan incluir a otros postulantes.
A pesar de todo, decenas de entrevistados por Reuters dijeron que acudirán el domingo a ejercer su derecho cívico esperando que la situación económica y social puedan revertirse.
“Iré a votar para que mejoren las condiciones, la economía”, dijo Víctor Hurtado, administrador de un restaurante en Caracas. “Capaz y no cambia nada, pero se avanza”.
Por Diego Oré