El doble atentado con camiones bomba que perpetraron ayer supuestos miembros de la organización terrorista Al Shabab en la capital de Somalia, Mogadiscio, mató al menos a 65 personas, confirmaron hoy a Efe fuentes de seguridad somalíes.
El ataque al hotel Safari y un concurrido mercado de la ciudad es el peor que ha vivido Mogadiscio en tres décadas y causó un número aún indeterminado de heridos que puede provocar que la cifra de decesos aumente aún más en las próximas horas.
Según los medios locales, la gran mayoría de los fallecidos eran civiles, principalmente vendedores ambulantes que comerciaban en una de las calles más transitadas de la ciudad, aunque el portal Radio Garowe asegura que un alto funcionario del Ministro de Comercio se también encuentra entre las víctimas mortales.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), por su parte, confirmó hoy en un comunicado que cuatro de sus cooperantes locales fallecieron en el atentado, un balance que podría aumentar ya que hay varios miembros de la organización desaparecidos.
El presidente de Somalia, Mohamed Abdullahi Farmajo, decretó tres días de luto e hizo un llamamiento urgente a la población para que donase sangre a los hospitales, que están desbordados tratando de salvar la vida a los heridos.
El Gobierno, que convocó una reunión de emergencia para reaccionar al atentado, ha desplegado más tropas para tratar de encontrar supervivientes.
Sin embargo, algunos de los edificios de la principal calle comercial de Mogadiscio han quedado totalmente destruidos por las explosiones y se teme que haya cadáveres bajo los escombros, pues muchos habitantes de la ciudad siguen buscando a sus seres queridos desaparecidos tras el ataque.
“Perdí a mis tres hermanos en el atentado, estábamos en nuestra farmacia cuando se produjo”, explicó a Efe Mohamed Abshir, que consiguió salvar su vida.
Los expertos aseguran que los terroristas de Al Shabab planearon este atentado debido a la debilidad de un Ejecutivo dividido por los conflictos internos que no consigue establecer una relación cercana con los jefes del Ejército, razón por la que el ministro de Defensa, Abirashiid Abdullahi Mohamed, dimitió el pasado jueves.
El analista de seguridad Ibrahim Shegow asegura que atentados virulentos como éste seguirán llevándose a cabo “a menos que (el Gobierno) acabe con sus problemas internos y mejore su capacidad militar”.
Por ahora, aunque los medios locales y analistas den por hecho que Al Shabab está detrás del atentado, el grupo yihadista aún no ha reclamado su autoría.
La organización terrorista, que se afilió en 2012 a la red internacional de Al Qaeda, controla parte del territorio en el centro y el sur del país y aspira a instaurar un Estado islámico de corte wahabí en Somalia.
Este país del este de África vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un gobierno efectivo y en manos de milicias radicales islámicas, señores de la guerra que responden a los intereses de un clan determinado y bandas de delincuentes armados. EFE