Ramón Peña: ¡Vuelvan caras!

Ramón Peña: ¡Vuelvan caras!

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La banda gobernante ya abandonó cualquier prurito de vergüenza que le diese apariencia de legalidad a sus actos. Con impudicia desplegó la suma de obstáculos, maniobras, engañifas y abusos que sustanciaron el fraude electoral del pasado 15 de Octubre. Ya es su estilo, es el mismo descaro con el que cometen sus fechorías administrativas. Para su despecho, esta sumatoria de ardides no le alcanzó para tapar la grotesca mentira de los ocho millones de votos en la elección de la comparsa constituyente. Ahora es mayor la percepción de ilegalidad y abuso del régimen ante las instituciones y gobiernos democráticos del mundo.

Ciertamente, la abstención fue un factor concomitante; es lamentable que la campaña contra el voto terminara haciendo causa común con la fullería oficialista. De nuevo, brilló la postura de quienes se consideran reservados solo para grandes batallas épicas, aunque nunca bosquejan cómo emprenderlas. Nada loable o útil agitar ahora su bandera del “yo se los dije”.





Este régimen es un ente deleznable sin otra promesa para su invocado pueblo que la de asfixiante inflación. De líder de la llamada ALBA se ha convertido en la mayor mentira de esa coalición fundada por Chávez. Basta comparar su indigente desempeño que ha encogido el tamaño de nuestra economía en más de 30% en los ultimos tres años, mientras Bolivia y Nicaragua, crecen a tasas sostenidas superiores a 4% anual e inflaciones anuales inferiores a 5%.

Frente a esta banda sembradora de pobreza, pero con notable habilidad para maniobrar desde el poder, la lucha continuará sin vacilación. Pero es imperativo hacer un alto para la autocrítica y corrección del rumbo de la oposición; para cuestionar la ingenuidad y el legalismo empleados hasta hoy; para reconstituir una fueza gravemente fragmentada, para una dirección ampliada, más representativa, para revisar críticamente el modo de comunicarse con la gente, para menos corto-plazo y más estrategia…