La falta de retretes y bombas manuales de agua o su mal estado complica la crisis de unos 750.000 refugiados rohinyás en el sureste de Bangladesh, donde el 30 % de las 4.370 bombas manuales instaladas están en mal estado o el 36 % de las 24.773 letrinas a punto de desbordarse, informó hoy la ONU.
“El flujo de nuevos refugiados es continuo, lo que resulta en un aumento de la población en muchos lugares que sobrecarga los servicios WASH (agua, saneamiento e higiene) existentes”, detalló en un informe publicado hoy el Grupo de Coordinación Intersectorial.
Según el informe, el número de rohinyás en Bangladesh que han huido del estallido de violencia en Birmania (Myanmar) desde el pasado 25 de agosto ascienden ya a 607.000, 2.000 más que los últimos datos del viernes, de los cuales 561.000 están en campamentos y otros 46.000 en comunidades de acogida.
A estos rohinyás recién llegados se suman además los que ya se habían instalado en Bangladesh en éxodos pasados, lo que eleva el número de miembros de esta minoría musulmana en el país a unos 819.000, de acuerdo con la ONU.
El objetivo de los servicios WASH es llegar a 750.000 personas, anotó la ONU, que reveló que aunque han accedido a 530.000, la situación no es buena debido a la superpoblación, las malas infraestructuras o la poca profundidad de los acuíferos.
“Las bombas manuales de agua no funcionan. Sin su reparación, el bombeo de agua no es posible”, afirmó hoy Efe Abu Naim Md Shafiullah Talukder, del Departamento WASH del Grupo de Coordinación Intersectorial de la ONU, que aclaró que una de las causas del estado en el que se encuentran es su “uso excesivo”.
Respecto a las letrinas, Talukder señaló que “es normal” que estén a punto de desbordarse, ya que “mucha gente las están usando”, pero alertó que esto puede “forzar a muchos rohinyás a defecar al aire libre, deteriorando las condiciones higiénicas”.
El inicio del éxodo de los rohinyás comenzó cuando se produjo un ataque por parte de un grupo insurgente de esta minoría musulmana contra puestos policiales y militares birmanos.
En respuesta, el Ejército birmano lanzó una campaña militar que ha sido tildada por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos de “limpieza étnica de manual”. EFE