Acrecentados los rumores, los hechos finalmente hablaron para confirmar las insinuaciones o anuncios que acostumbra a administrar y a filtrar la dictadura. Llámese diálogo, conversación, negociación, conversatorio o encuentro inadvertido y casual, lo cierto es que, repetido el escenario de los anteriores fracasos, luego de la inmediata y avisada derrota en los comicios regionales, la cacareada gira internacional se redujo a República Dominicana.
Grave e inconsulta iniciativa, fue natural la decepción y el descontento generalizados. Y se hizo inevitable llevar el asunto a la Asamblea Nacional, generando el debate de rigor.
Por la novel fracción opositora denominada “16 de Julio”, intervino el diputado Omar González. Muy bien sabía que debía enfrentar al resto de los colegas adscritos a los partidos diligenciantes y, a contracorriente, con coraje y profundidad, cuestionó el encuentro, algo más que recreativo, en Santo Domingo.
Comentándolo con el joven politólogo César Morales, asistente de los parlamentarios de Vente Venezuela, la intervención del diputado González, toda una advertencia histórica, tiene una significación clave para la reivindicación del cuerpo deliberante (https://www.youtube.com/watch
La junta directiva no pudo solventar la materia en una sola sesión y, quedando pendiente la otra, a los fines de votar el proyecto de acuerdo que ha planteado, ya tenemos noticias de decisiones adelantadas, como la designación de un equipo técnico para el diálogo caribeño, entre otras que desconocemos. Vale decir, ni siquiera la dictadura les concede algunos días adicionales a los diligenciantes para – al menos – cumplir con una formalidad, importándoles poco a unos y a otros, las voces disidentes.