El boletín epidemiológico 56 de 2016, el último en ser publicado y que le costó el cargo a la ministra de salud de entonces, dejó al descubierto un incremento de la morbilidad (la incidencia de enfermedades) del orden del 33,5%, el grueso de estos en enfermedades “menores” que atípicamente escalaron hasta cuadros de mayor complejidad.
En su momento nos preguntamos ¿por que escaló tanto el número de personas enfermas? ¿acaso esta es la consecuencia de la crisis de los insumos médicos y los fármacos? Y la respuesta que tras meses de investigación alcanzamos es que el 47% de ese aumento se debe al deterioro de la ingesta nutricional de la población y no es para menos pasamos de ser un país donde se consumían en 2012 el 120% de las proteínas necesarias por habitante a uno donde en 2017 el consumo de proteínas ronda el 60% (BENGOA Octubre 2017), siendo especialmente crítico el caso del 50% más pobre de la población que se estima está consumiendo entre el 24% t el 35% de las proteínas necesarias.
Ahora bien ¿cuál es la importancia de las proteínas en la alimentación de la gente?, podríamos sintetizar en 4 ítems: 1) las proteínas son indispensables para mantener y generar los tejidos del cuerpo (huesos, músculos, corazón, nervios, piel y afines; 2) son indispensables para la regeneración de tejidos, en la cicatrización y la fortaleza de las paredes arteriales; 3) originan y alimentan los anticuerpos para nuestra defensa frente a virus, hongos, bacterias y sustancias extrañas; y 4) son indispensables en el proceso en el que el cuerpo convierte los carbohidratos en energía. En otras palabras una persona que no consume las proteínas requeridas es una persona: a) más vulnerable a enfermarse y a complicaciones, pues su sistema inmunitario es más frágil; b) es una persona menos vital, productiva y creativa; c) es una persona una peor apariencia física; d) es una persona propensa a sufrir lesiones corporales y/o orgánicas (ruptura de huesos, tendones, infartos, etc.); y e) es una persona que rinde mucho menos en actividades intelectuales.
Ante esta circunstancia es menester colocar como prioridad nacional elevar el consumo de proteínas en la población y para eso es indispensable revertir la tendencia a la caída de la producción de proteína de origen animal y estabilizar el precio de estos productos. Dentro de las fuentes de proteínas de origen animal (las de más alto valor nutricional y concentración) el huevo y el pollo (proteína de ave) destacan por su alta calidad: a) un huevo de 50 gr es capaz de aportar el 12% de las necesidades proteicas de una persona adulta, además de aportar 30 microminerales y vitaminas más; b) 50 gr de carne de pollo son capaces de aportar 15% de las necesidades proteicas de una persona adulta… En un entorno de rendimiento francamente ventajoso porque: 1) para producir tanto huevo como pollo se requieren menos alimento que para producir por ejemplo carne de res, en concreto para producir un kg de carne pollo se requieren 2,5 kg de alimento y en el caso del huevo 2,2 kg, mientras que para producir 1 kg de carne de res se requieren entre 4,5kg y 6kg de alimento; 2) los tiempos de producción del huevo y la carne de pollo son francamente cortos, un pollo de engorde pasa 6 semanas desde que sale del huevo hasta que es llevado al matadero y una gallina ponedora tarde igual tiempo desde que sale del huevo hasta que pone su primer huevo, poniendo a partir de allí un huevo diario en promedio, en cambio una res tarda entre 26 y 36 meses en ir a matadero.
Ahora bien, la producción de huevos y de carne de pollo es declinante, si comparamos septiembre 2015 con septiembre 2017 encontraremos: 1) que se han dejado de producir por mes 425 mil cajas de huevos, para una caída del 63,4% de la producción; 2) se han dejado de producir 33 millones de pollos de engorde, para una caída del 77,2% de la producción; 3) se ha reducido la población de gallinas reproductoras y ponedoras en 38,60% y 43,64% respectivamente entre 2015 y 2017.
El escenario es dantesco, porque ahora que es cuando más necesitamos proteína de aves (huevo y carne de pollo) para proteger al pueblo de la pobreza proteica y sus nefastos efectos sobre la salud, la producción lleva una tendencia declinante debido a la escasez de soya (proteína) y maíz amarillo (carbohidrato), que son los insumos esenciales para esta industria.
Si queremos salvar a la población más vulnerable de la pobreza proteica es indispensable declarar al huevo y al pollo como prioridad de estado y hacer todo lo que esté al alcance para aumentar su producción… O lo hacemos o estaremos condenando al pueblo a una vida enferma y más corta.
Soc. Edison Arciniega.