Cuba conmemorará a partir del sábado el primer aniversario de la muerte del icónico líder Fidel Castro con una semana de vigilias, en momentos en que la isla ha puesto en marcha un proceso político que pondrá fin a los 60 años de gobierno de los hermanos Castro.
Fidel, un emblema de la izquierda revolucionaria que construyó un Estado socialista a las puertas de Estados Unidos, desafió por décadas los esfuerzos de Washington por derrocarlo. Murió a los 90 años el 25 de noviembre de 2016.
El líder había estado fuera de la vista pública durante una década, período en el cual fue reemplazado en la presidencia por su hermano Raúl, desde el 2008, tras sufrir una enfermedad intestinal. Muchos cubanos creen que la isla ha cambiado muy poco a partir de su muerte.
El ritmo de las reformas emprendidas por Raúl para actualizar el modelo económico de estilo soviético ha continuado con moderación después que el Gobierno congeló en agosto la emisión de algunas licencias para laborar en el sector privado, en tanto la relación con Estados Unidos ha empeorado bajo el mandato del presidente Donald Trump.
Analistas sostienen que lo más significativo políticamente es el actual ciclo electoral, que comienza el domingo con una votación municipal que terminará con la elección de un nuevo presidente del país en febrero de 2018. Raúl, de 86 años, ha reiterado que se jubilará tras cumplir dos períodos sucesivos de cinco años encabezando el Gobierno.
Se espera que la transición en el cargo sea gradual ya que Raúl continuará como jefe del gobernante Partido Comunista. Sin embargo, la sucesión llega en un momento difícil luego de un recorte de la ayuda de su aliado Venezuela, debilidad en las exportaciones y carencia de liquidez.
“El futuro nuestro ni lo sabemos nosotros mismos”, dijo Ariadna Valencia, de 45 años, maestra de secundaria. Ahora termina Raúl su mandato en 2018, Fidel ya es historia y no veo realmente una salida para mejorar la vida”.
Duelo nacional
Para el momento de su muerte, Fidel Castro había reducido al mínimo sus apariciones públicas y escribía ocasionalmente algunas columnas o recibía a algún dignatario cercano en su hogar.
El deceso del líder llevó a declarar nueve días de luto nacional. Un cortejo fúnebre con sus cenizas se trasladó en un viaje de tres días desde La Habana hasta la ciudad de Santiago de Cuba, donde emergió la revolución cubana.
“Yo soy Fidel” se convirtió en un canto nacional, mientras los cubanos se comprometían públicamente a permanecer fieles a la revolución que en 1959 derrocó a un dictador apoyado por Estados Unidos.
“Es el mejor líder que hayamos tenido”, dijo René Pérez, conductor de taxi en La Habana.
Para mantener su deseo de evitar un culto a la personalidad no se han levantado estatuas de Fidel y tampoco se han nombrado espacios públicos en su homenaje. Incluso su tumba reviste un carácter sobrio en una enorme piedra de granito en un cementerio de Santiago de Cuba con una placa que dice solamente “Fidel”.
A la votación municipal de este domingo, la única etapa del proceso electoral en que los cubanos participan directamente, seguirán las elecciones a las asambleas provinciales y nacional.
La nueva Asamblea Nacional (Parlamento) seleccionará a fines de febrero al sucesor de Raúl. El primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel es el candidato más visible para reemplazar a Castro.
El director de la Biblioteca Nacional de Cuba, Eduardo Torres, dijo que hay claramente otros políticos bien posicionados para convertirse en presidente, pero nunca habría otro líder como Fidel, “un hombre de excepción”.
“Con Raúl hay un peso de la generación histórica”, dijo Torres. “Cuando Raúl salga ya es otra generación y otra es la historia que empecemos a construir”, señaló.
Reuters