Manuel Malaver: Antonio Ledezma de regreso a la libertad

Manuel Malaver: Antonio Ledezma de regreso a la libertad

Manuel Malaver @MMalaverM
Manuel Malaver @MMalaverM

No es que ni siquiera en las peores circunstancias de su secuestro que, sin duda, fueron cada uno de estos 1000 días en que le dictadura quiso privarlo de un don sin el cual le es imposible respirar, Antonio Ledezma, se sintió amedrentado, nervioso, huidizo y presto a escuchar ofertas que, por ventajas más, ventajas menos, lo tuvieran hoy en la calle, en algún tramo de la pirámide opositora y jugando al “algún día” en que los verdugos se cansen y estén dispuestos a llegar a “acuerdos” con sus sucesores.

Creo, incluso, que antes de aquel 19 de febrero del 2015 cuando 50 esbirros del régimen armados hasta los dientes irrumpieron en sus oficinas y, después de destrozos sin fin, lo arrastraron a las ergástulas del Sebín, Ledezma había calculado que se exponía a este y otros atropellos, según las velocidades de la represión dictatorial y de la resistencia democrática llegaban a punto de quiebre en que ya no quedaba espacio sino para batallar o perder a Venezuela.

Hizo, entonces, de aquellos 1000 días en que la dictadura buscó inútilmente reducirlo bajo techo, un ejercicio para la lucha, una teoría y una práctica para una guerra de baja intensidad que, sentía, era el rumbo que, a partir del fraude electoral que le arrebató a Henrique Capriles la presidencia de la República en abril del 2013, tomaría una confrontación nacional que en sus términos reales no podía definirse sino como una “guerra civil”.





Puedo testimoniar a este respecto que los meses de febrero a abril del 2015 que pasó en “Ramo Verde” los focalizó en conocer a aquellos presos que venían de las jornadas del 2014, en su mayoría jóvenes, plenos de un amor encendido por Venezuela y su democracia, en una proporción significativa militantes de “Voluntad Popular” y decididos a continuar la lucha cualquiera fuera el tiempo y las circunstancias en que se planteara.

En especial, guardaba recuerdos de Leopoldo López y Daniel Ceballos, sobre los cuales borroneó cortas biografías que me permitió transcribir resumidamente en el libro que publiqué sobre cautiverio a finales del 2016, “El Secuestro del Alcalde”, y que me descubrieron a un Ledezma que, no solo puede contar excelentes historias, sino también escribirlas.

Pero el Ledezma de “Ramo Verde” también organizaba seminarios sobre “Venezuela, Política y Petróleo”, el clásico de Rómulo Betancourt que juzga, con toda razón, el nutriente de las ideas fundamentales con las cuales se reinstaura la democracia en 1958, y sobre el tema agrario que le es muy cercano como nativo del Estado Guárico y sobre políticas de seguridad y de recuperación de los espacios públicos que centraron su agenda en el tiempo que fue gobernador del Distrito Federal, y alcalde del municipio Libertador y de la Alcaldía Metropolitana durante los segundos periodos presidenciales de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera y el primero y último de Chávez.

Un periplo de 21 años no acumulado por ningún otro político venezolano de las últimas tres décadas y que nos perfilan al funcionario público por elección popular que, a su vez, acrisola luces en el trato y manejo con gente tan diversas, con jefes de estado venezolanos en coyunturas en que, el destino no nos iba a deparar nuestros mejores tiempos.

Pero a mediados de abril, Ledezma, cae gravemente enfermo a causa del colapso de una hernia inguinal, es hospitalizado de emergencia, operado y como resultado de su delicada recuperación, un tribunal decide otorgarle el “beneficio” de “casa por cárcel”, hasta tanto se recupere para regresarlo a la prisión.

Pero nada que signifique un cambio en el ritmo, en la dinámica, en el movimiento de este político que ha hecho de la gestión pública una devoción, en tanto, sus responsabilidades con el partido que fundó y del cual es líder, “Alianza Un Bravo”, centran gran parte de su agenda diaria, así como tareas de diversos orden en sus aportes para que la oposición democrática, organizada en la MUD, acierte en su políticas de golpear más y más a la dictadura, pero sin apartarse del espíritu y la letra de la Constitución.

En esta ruta, Ledezma desempeña un papel destacadísimo para que la MUD se reunifique con miras a participar en las elecciones parlamentarias de diciembre del 2015 y está al lado de Julio Borges, Leopoldo López, Henry Ramos y María Corina Machado cuando el electorado le da la mayoría absoluta a la oposición en la Asamblea Nacional para que proceda a forzar a Maduro a respetar la Constitución, o a separarlo del cargo.
Gran año el 2016, cuando la MUD y la AN toman la calle, sacuden al país tratando de imponerle al dictador un Referendo Revocatorio que lo separe del mando y gigantescas manifestaciones realizadas a lo largo y ancho del país, traen la noticia de que la narcodictadura y el sistema socialista han hecho agua y no cabe sino esperar que el país pase a manos de un gobierno de transición.

Como también lo fue el 2017, cuando una vez frustrado el 2016 por contradicciones en la MUD y la revelación de que la Unidad no era sino un mecanismo que tres partidos en su seno utilizaban para su política de cohabitación con el gobierno, la AN y los partidos auténticamente ganados para confrontar y derrocar a Maduro, “Primero Justicia”, “Voluntad Popular”, “Alianza Bravo Pueblo” y “Vente Venezuela”, vuelven a la calle y de abril a julio, llevan a cabo una gesta que es asombro del mundo y ponen otra vez a Maduro al borde del KO.

Del final lo salvan las indecisiones de la MUD en enfrentar, conjuntamente con la dictadura, a los partidos que no se proponían derrocar la dictadura sino convivir con ella, según se vio en la forma como abandonaron la calle y concurrieron a unas elecciones regionales con Maduro donde el dictador tenía todas las de imponerse a través de un gigantesco fraude electoral.

Es bueno aclarar que, en el abandono de la calle por la participación en las regionales que concluyó en un colosal derrota, no solo estuvieron AD, UNT y “Avanzada Progresista”, sino también “Primero Justicia” y “Voluntad Popular” que, aún siguen sin darle explicaciones al país de la derrota en las regionales y de una reedición del diálogo o negociación con el gobierno que tendrá lugar los próximos 1 y 2 de diciembre en República Dominicana.

Quiere decir que, cuando la noche del 17 noviembre pasado, Ledezma recupera al libertad al escapar al régimen de “casa por cárcel” que la dictadura le había impuesto desde mediados del 2015, y viaja, primero a Bogotá y después a España, encuentra una situación política muy distinta a que vivía la oposición dos meses antes, a mediados de julio, sobre todo, al recibir siete millones y medio de votos en un plebiscito que le ordenaba seguir la lucha en la calle contra Maduro y no cejar hasta lograr su derrocamiento.

Hoy, la MUD ha sido derrotada en unas elecciones regionales y pronto lo será en unas municipales, se apresta asistir a otra negociación con Maduro que culminará en un nuevo fracaso y, lo que es más importante, se encuentra dividida, por lo menos, en tres grupos.

Sin más preámbulos, que Ledezma tendrá, como primera tarea en estos mismos días en que aún no se sacude el polvo del camino, luchar por unir a la oposición, volver a reunir a las fuerzas que estén en capacidad de admitir sus errores y rectificar, despojarlas de partidos y líderes definitivamente ganados para la cohabitación con el régimen y estructurar una nueva unidad, una con objetivos claros y una estrategia y tácticas que en nada se aparte de la liberación del pueblo venezolano de la dictadura más cruel, rapaz, corrupta y destructora que ha conocido en toda su historia.

La segunda tarea es, asumir la representación de la oposición en un rango que no había tenido hasta ahora, que bien podría asociarse al de un presidente en el exilio, pero sin que lo sea, si no imponiéndolo por la sola fuerza de su liderazgo.

Igualmente, debe luchar porque el respaldo, el apoyo y los recursos del exterior fluyan en refuerzo de la democracia venezolana que, debe estar en poco tiempo en capacidad de emprender cualquier lucha que se plantee para derrotar a la tiranía.

Y como siempre, no dudo que el demócrata, Antonio Ledezma, dará lo mejor de sí mismo para cumplirle a Venezuela, como un alumno cabal de dos héroes que cita a menudo en sus escritos y conversaciones: Juan Germán Roscio y Rómulo Betancourt.