El día de 1999 que Chávez nombró a Héctor Ciavaldini presidente de PDVSA comenzó su carrera como prostituta. En los inicios de su carrera, aún joven y todavía deseable, fue entregada al marxismo ignorante, a Gastón Parra, lo cual ocasionó su protesta violenta, aprovechada por el difunto para ponerla en manos de dueños de burdeles de ínfima categoría, manejados por Ramírez, Asdrúbal Chávez, del Pino y Martínez. A medida que PDVSA se embrutecía y se marchitaba era objeto de las mayores humillaciones. Fue dada al goce de los rusos, de los chinos, vietnamitas y cubanos. Fue arrendada a los militares, quienes se la llevaron para los burdeles de Camimpeg, anexos a las barracas, a fin de que la usara la soldadesca.
Ayer, PDVSA fue finalmente entregada a los militares. ¿Qué desearán los militares hacer con esta “Barbie”, ya envejecida, con el pelo pintado de rojo y los senos caídos? Ha sido vendida y revendida, ha sido explotada de manera inmisericorde. La que fuera niña casadera perseguida por los empresarios petroleros más prósperos del mundo hoy es un bagazo a ser usada, lo que queda de ella, por militares venezolanos quienes ya poseen el monopolio de la comida, de las drogas y del contrabando.
Maduro tuvo que hacer la entrega ayer porque los militares cada día exigen más y más control sobre el país, como condición para dejar al payaso sentado en Miraflores. Se han dado cuenta de que deben tomar el control absoluto del poder para mantener fuera de la cárcel a los generales quienes han dirigido la gran traición contra la nación, como cómplices de la pandilla de ladrones y criminales chavistas. Lo que comenzó con una modesta participación en los dineros públicos y en el poder político se ha convertido en una inmensa rebatiña en la cual han participado y participan cada vez más los jefes militares corruptos. Hoy controlan los ministerios, las empresas del estado, la distribución de alimentos, la contratación de actividades de la más diversa índole. Existen centenares de empresas y empresitas contratistas manejadas por militares, quienes están chupando con entusiasmo los cada vez más escasos recursos financieros del estado. Venezuela es hoy un país rehén de una fuerza armada podrida hasta el hueso, país que deberá ser intervenido para liberarlo de esa plaga armada.
Ayer PDVSA, la pobre prostituta usada y abusada por marineros rusos borrachos y vendedores de quincallería china, ingresó al burdel militar. Le debe a mucha gente en todo el mundo, quienes se organizan para tratar de tratan de quitarle lo que le quede de valor. Se la comieron las fieras y hoy está en las garras de las hienas, mientras la zamurada revolotea, esperando su turno.