El domingo pasado perdió el gobierno en Honduras. El presidente Juan Orlando Hernández buscaba la reelección contra Salvador Nasralla, un periodista deportivo y presentador de televisión archiconocido y formado en Chile.
¿Cómo es posible que un presidente que ha reducido la deuda del gobierno, que no ha caído en casos extremos de corrupción; que contrata, si no al mejor, por lo menos al más publicitado consultor latino, JJ Rendón; que al comienzo del proceso electoral tenía una ventaja de 30 puntos; pierda con un político admirador de Chávez y cuyo logro más notorio ha sido estar en oposición desde al año 1980?
La elección de Honduras hay que analizarla muy en detalle porque para América Latina representa un hito más entre el fidelismo y la democracia.
Se había pensado que con las derrotas en Paraguay, Argentina, Brasil y Chile, el izquierdismo amigo o seguidor del Socialismo del Siglo XXI estaba de capa caída. Pero no es asi. Y Honduras lo demuestra.
Las campañas electorales están sufriendo una evolución muy compleja y difícil de comprender. El triunfo de Trump lo demuestra. Una candiatura perdedora en todas las encuestas serias, gana como apoyada por una fuerza misteriosa. Márgenes pequeños, que le dan la ventaja a un candidato, no son suficientes para aguantar una guerra donde, el arma más poderosa. no son los discursos, ni la televisión, ni la radio, ni la prensa, como antes lo eran. Las redes sociales surgen como el instrumento mágico que puede decidir un resultado electoral en los últimos días o en el día electoral.
Tratemos de explicar ese proceso.
En muchas partes, las elecciones se deciden el día lectoral por una trampa electrónica que es sencilla de explicar y compleja de realizar. Lo primero que hacen los tramposos es analizar aquellos centros de votación donde se puedan escamotear unos pocos votos sin que se note demasiado. Los hackers le quitan a un candidato tres votos por aqui, cuatro por allá, hasta superar el margen ganador del otro candidato. Eso pasa en México, en Venezuela, en Nicaragua. Y casualmente los hackers son rusos.
Pero pasa algo más grave. Mediante estudios del comportamiento de segmentos de la población, los analistas pueden determinar qué tipo de propaganda motivaría un cambio en la actitud electoral en esos sectores. Por ejemplo, en algún proceso electoral, se puede saber que los hombres, mayores de 65 años, votarían por un candidato que les garantice un retiro adecuado y se preocupe por su vejez. Entonces, sobre ese universo, las redes sociales explotan, mediante compras muy específicas en Facebook, para que el mensaje convincente a favor de un candidato llegue a los hombre de este perfil. El cambio en la decisión de votar casi no se percibe. No hay comerciales de televisión, ni de radio y menos aún mensajes públicos. Es una campaña silenciosa, muy convincente y muy bien dirigida al grupo que se quiere convencer. Eso pasó en Estados Unidos, eso pasó en Cataluña y en algunos estados bálticos.
Los rusos han dominado este arte mucho antes que cualquier otro y lo hacen muy bien. En algunas ocasiones ayudan a sus aliados como Maduro, Lula, Ortega. En otros ayudan sus intereses internacionales sin importar la militancia de algun líder o del partido que lo apoya.
En el futuro no se podrá ganar una elección a menos que se domine ese arte.
¿Solamente son los rusos los que pueden hacer esa jugada? Evidentemente que no. En la elección de Macri, contra el candidato del kirchnerismo, Federico Morales, asesor argentino formado en México, creó un sistema parecido pero más poderoso. Usaba las redes para mantener una comunicación permanente con el elector, pero esto lo unía a la estructura de base del partido de Macri, que para esa época solamente existía en Buenos Aires y en la Provincia de Buenos Aires. El resultado se ha visto en las dos últimas elecciones, incluída la que llevó al poder a un candidato que, como Macri, no lograba ganar a nivel nacional.
El caso de Honduras nos lleva a repensar todo el concepto de las modernas campañas electorales donde el fidelismo-chavismo ha logrado dominar esta técnica y está en un proceso de expansión con tres campañas muy importantes que se celebraránel próximo año y que son las campañas de México, Brasil y Colombia.
Si los partidos democráticos no entienden este nuevo esquema, y si los consultores políticos se mantienen en las mismas técnicas usadas en el pasado, como pasó en Honduras, veremos la conformación de un frente antidemocrático, de gran importancia geográfica y política, que se perpetuará en el poder. Ya no será una isla aislada en el Caribe, como Cuba, ahora serán países de gran importancia económica, política y militar.
Ojalá aprendamos rápido.