Cinco días antes de que se celebren unos comicios municipales en Venezuela, los ciudadanos -más preocupados por la crisis económica- siguen sin sentir un ambiente electoral, mientras que la decisión opositora de no participar en estas votaciones amenaza su dominio en territorios tradicionalmente antichavistas.
Tres de las cuatro formaciones más poderosas de la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) no postularon candidatos al considerar que el Consejo Nacional Electoral (CNE) -presidido por cinco autoridades, cuatro de ellas afines al Gobierno- es un ente “fraudulento”.
Del cuarteto de partidos, solo Un Nuevo Tiempo (UNT) decidió medirse otra vez en las urnas, luego de las elecciones de gobernadores del 15 de octubre en las que el chavismo ganó 18 de las 23 plazas en disputa, según el resultado oficial que no es reconocido por la MUD ni por varios gobiernos del mundo.
UNT respaldará con su tarjeta en esta contienda a militantes de Primero Justicia (PJ), Acción Democrática (AD) y Voluntad Popular (VP), los otros tres partidos influyentes de la MUD que incluso amenazaron con la expulsión de sus filas a quienes se atrevieran a participar en estos comicios.
El presidente de UNT, el diputado Enrique Márquez, informó recientemente que inscribieron 42 candidatos de AD, 35 de PJ y más de 30 de VP para las votaciones del domingo, cuando se definirán los nuevos gobernantes de los 335 municipios del país petrolero, de los cuales 256 están en manos del chavismo.
La decisión de PJ, AD y VP de no participar animó a militantes de pequeñas formaciones a postular sus nombres pero fuera de los consensos que desde 2010 viene aplicando la MUD para cada elección, por lo que los ciudadanos opositores que finalmente acudan a las urnas deberán escoger entre varios candidatos antichavistas.
El oficialismo, en cambio, cuenta con un aspirante unitario en casi la totalidad de los territorios y, a diferencia de la oposición, ha desarrollado numerosas actividades de campaña que a diario son transmitidas por el canal estatal VTV y, en ocasiones, en cadena obligatoria de radio y televisión.
La plaza más importante que se disputará el domingo es el municipio caraqueño Libertador -sede de todos los Poderes y en manos del chavismo desde hace 17 años-, donde la oposición tiene cuatro prospectos y aunque hay dos aspirantes oficialistas, el Gobierno ha remarcado la campaña de su candidata, Érika Farías.
Las otras cuatro alcaldías que conforman el Área Metropolitana de Caracas, todas en manos del antichavismo, corren el riesgo de ser perdidas por la oposición debido a la desmotivación de sus electores, la multiplicidad de candidatos y a la falta de fuerza de sus campañas, casi inexistentes.
El diario El Nacional informa hoy que en el municipio caraqueño Sucre -que acoge Petare, la favela más grande de Latinoamérica-, la oposición logró un consenso para enfrentar de manera unitaria al candidato oficialista, un exgobernante de esa localidad que ha desarrollado una intensa campaña auspiciada por la llamada revolución bolivariana.
Otros territorios considerados bastiones de la oposición como Maracaibo, Barquisimeto y San Cristóbal -de las principales ciudades del oeste del país-, estarán sujetos a las mismas condiciones de desmotivación y falta de consenso que por primera vez asoman una posibilidad real de triunfo al chavismo.
La campaña electoral finalizará en dos días y según estimaciones promediadas se espera que unos 10 millones de venezolanos participen, cerca del 50 % del censo electoral y un millón de votos menos que los registrados en la última contienda de este tipo en 2013.
Estos comicios se producen mientras el Gobierno y la MUD mantienen un proceso de negociación política con supervisión internacional que incluye en su agenda la renovación del CNE y mejorar las condiciones electorales de cara a las presidenciales que deberán realizarse en 2018.
Con todo, el llamado ambiente electoral se ha visto empañado por los múltiples problemas que atraviesa la nación suramericana: la hiperinflación, la escasez de alimentos, de medicinas y de dinero físico, además de la crisis en el sector transporte que, en suma, marcan la cotidianidad de los venezolanos.
Por Héctor Pereira/EFE