“Cría cuervos y te sacarán los ojos”, no encuentro refrán más sabio que este para hablar sobre Rafael Ramírez, ex presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), ex ministro de Energía y Petróleo, así como ex ministro de Relaciones Exteriores y ex embajador de nuestro país ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), quien recientemente a través de una carta pública quiere hacer pasar a todo un pueblo por ingenuo.
Sin el mínimo de escrúpulos, salta a la palestra para tratar de salvar su pellejo ante la inminente debacle del peor gobierno que ha pasado por la historia política de Venezuela. Este personaje es vivo ejemplo de que los privilegios se mantienen “como sea”.
Profanador de la tumba de El Libertador, cómplice del ocultamiento de la muerte de Chávez, secreto a voces mientras se repartían las cuotas de poder, una vil rebatiña sin importarles el destino de la nación, y figura que prometió pulverizar el dólar paralelo cuando se desempeñaba como ex vicepresidente del Área Económica del Consejo de Ministros, cual Poncio Pilato argumenta que tiene todos los méritos para aspirar a la silla de Miraflores, me pregunto: ¿llevar a la ruina a un país es motivo de reconocimiento?. Como todo capitalista salvaje explotó a la gallina de los huevos de oro que producía 97% de los ingresos en divisas al territorio y la condenó a la muerte.
El autodenominado defensor del “legado del Comandante” fue incapaz de mantener, -incluso hasta en su entorno-, la tesis de que “ser rico es malo”, basta con observar algunas facturas de Diego Salazar, Luis Mariano Rodríguez y Nervis Villalobos, quienes pagaban cientos de miles de euros en relojes Rolex o Cartier, vino Pomerol Petrus, champaña Dom Pérignon, manjares como caviar de beluga y jamón ibérico, mientras el pueblo rodilla en tierra come de la basura hasta que por fin llega la intermitente, denigrante e insuficiente caja con productos CLAP.
El 9 de julio cuando degustaba de un jugoso filete de casi 200 dólares en el Peter Luger Steak House, -el restaurante de carnes más costoso de Nueva York-, los venezolanos llegaban a 100 días de férrea protesta contra este régimen, donde hasta el momento la brutal represión de los cuerpos de seguridad le había arrebatado la vida a 112 amantes de la libertad y la democracia, pero es tan cínico que ese día lo único que le incomodó fue el escrache, ¡qué sabroso es disfrutar de la gotica de petróleo en el imperio!, donde nunca se va la luz, el agua no falta ni está contaminada, no hay basura, puede caminar tranquilo a cualquier hora sin que nadie lo robe o secuestre, los supermercados están llenos de comida, la salud es de calidad, y los impuestos son invertidos en beneficios para la población, tan distinto a la tragedia a la que hemos sido sometidos más de 30 millones de venezolanos “en nombre de la revolución”.
El “zar del petróleo” anda impunemente por el mundo después de que desde la Asamblea Nacional lo declaráramos responsable por una serie de irregularidades presentada en 2016 por nuestro colega diputado y ex presidente de la Comisión de Contraloría, Freddy Guevara, quien hoy víctima de persecución de este desgobierno permanece refugiado en la embajada de Chile. La mayoría parlamentaria calificó estos ilícitos como uno de los grandes desfalcos cometidos a la nación, y exigió su destitución. Dicen que el que no la debe no la teme, pero Ramírez prefirió acudir en búsqueda de protección al ilegal Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el que diligentemente ordenó dejar sin efecto el caso y engavetar el expediente. ¿Es el hombre indicado para luchar contra la corrupción?. Hasta la respuesta es obvia.
A pesar de que afirma no poseer cuentas en el extranjero ni bienes de fortuna, -solo la casa que adquirió antes de ser funcionario-, Ramírez es uno de los que puede ubicar Andorra con los ojos cerrados en un mapamundi, destino de miles de millones de euros provenientes de la corrupción en Pdvsa, y escándalo que lo involucra directamente. Solo por curiosidad, ¿cómo se mantiene en el exterior tras ser removido de la ONU?, ¿acaso vende arepas o vive de la beneficencia pública?. ¿Por qué no regresa a darle calor a su hogar?, ¿A qué le teme después de haber repetido hasta la saciedad que en Venezuela hay Estado de derecho y la justicia es imparcial?.
En la misiva destaca el término transparencia, entonces ¿Qué pasó con el caso Pudreval y la inaceptable pérdida de 160 mil toneladas de alimentos?. ¿Qué arrojaron las investigaciones de la explosión en Amuay, el otrora tercer complejo refinador del mundo que en 2012 causó 55 muertos y 156 heridos?, ¿adivino?, ¡sabotaje!, la palabra comodín del gobierno al igual que guerra económica. En este país llaman sabotaje a las consecuencias del descuido por falta de mantenimiento e inversión, aunado a mano de obra inexperta, lo que ocasiona graves daños al ambiente. ¿Cuántas estadísticas sobre seguridad y protección del ecosistema fueron publicadas mientras estuvo al frente de la estatal?, según el sindicato actualmente se registran hasta tres derrames diarios de crudo poniendo en peligro el recurso hídrico. ¿Cuántos informes sobre el índice de accidentabilidad?. Luego del paro petrolero la nómina de Pdvsa fue abultada a más de 100 mil empleados, ¿qué podíamos esperar de manos de incapaces cuando el único requisito para el ingreso era la “lealtad al proceso”?. Ramírez halló en el aniquilamiento de la meritocracia el mecanismo ideal para enriquecerse sin control. Atrás quedó el lema “eficiencia o nada”.
El creador de la Pdvsa “roja rojita” esboza en sus líneas la palabra soberanía, esa que entregó al permitir el remate sistemático de Citgo, o avalar la participación de Cuba, China y Rusia en las operaciones a cambio de oxígeno económico, -un salvavidas que ya venía con fugas-. También colaboró en el sobregiro de la petrochequera por el Caribe y Suramérica en búsqueda de apoyo internacional, acciones que terminan de sepultar el eslogan “Pdvsa es de Todos”.
En el texto alardea sobre la intachable moral de la que según goza, pero así como en la Contraloría General de la República y otras dependencias, el nepotismo se apoderó de la empresa al otorgarle cargos de jerarquía a su esposa, suegra, cuñado, primo, entre otros.
Sorpresivamente le pincharon la burbuja y lo obligaron a despertar de un exquisito y exclusivo letargo. Como dice Ludwig Von Mises, “no hay amenaza más peligrosa para la civilización que un gobierno de incompetentes, corruptos u hombres viles. Los peores males que la humanidad haya tenido que soportar fueron infligidos por los malos gobiernos”. Aunque la lista es larga, Ramírez junto a Giordani, Merentes, Cabello y Maduro son los verdaderos traidores de la patria, herederos del socialismo del siglo XXI, artífices del caos, el default, la inflación, la diáspora y la escasez en Venezuela. Hoy no vale acto de contrición. El único perdón será la justicia. Quien no lo conozca, que lo compre…
Luis E Parra